Ni Espuch ni Simón tienen calle todavía en Alicante

Cospedal y Bárcenas: tarde y mal. S.M. el Rey, bárbaro de la muerte. Y Leti -ay, pobreta meua-, ni te cuento: en el armario, digo, en el congelador. Los políticos alicantinos -bien, gracias- muy preocupados. ¿Por lo de Bruselas, Davos, la Conferencia de Presidentes -tots a una veu: Ximo Puig i la Mare de Déu-, los horarios comerciales, por los refugiados presos del frio, el Brexit duro o la inminente era Trump, el narcisista macho alfa imprevisible? No: por su hotel en Fitur, el sitio de su recreo.

Ortega padre, Ortega hija y Juan Roig, el espíritu santo. l’Esperit Sant valencià, tienen más pasta que 14 millones de españoles. Y, en el mundo mundial, lo que acumulan ocho es igual a lo que suman 3.600 millones de terrícolas. La cruda ecuación del capitalismo sin control lleva directo a la desigualdad, al corazón negro del populismo. San Keynes bendito, ruega por Inditex, Mercadona, por el Fondo de Pensiones, y por nosotros también. Amén.

El 4 de febrero, en pleno Congreso de Ciudadanos, se casan Carolina Punset y Alexis Marí. Rebeldes con causa. Si no asiste Albert Rivera, aunque sea en bolas, Isabel Bonig definitivamente se coronará como la sucesora de Rita Barberá. Mireia Mollà, Dama d’Elx, Lucrecia del Palmeral, guapísima oficial y reina de la Nochevieja, debería casarlos. Y, de paso, también a Echávarri, Bellido y a Pavón. Y, ya, puestos, concelebrar, con Mónica Oltra y Antonio Montiel, la puesta de largo de Susana Díaz, el bautizo de Urkullu, la vicepresidenta-paratodo Sáenz de Santamaría, Cifuentes y Puigdemont y la primera comunión de Íñigo Errejón.

Ni María José Espuch ni Dani Simón todavía no tienen calle en Alicante. Se la merecen. Sí, pesats, fa fred. Isabel-Clara Simó, un beset.

@juancdemanuel