
El plurilingüismo
En la Vega Baja, el proyecto tiene tantos seguidores como los que creen que Elvis Presley sigue vivo
El rechazo al plan del plurilingüismo que potencia la enseñanza del valenciano es algo transversal. No sólo es un problema de derechas o izquierdas.

Y es que, al margen del recurso de padres, de la amenaza del Gobierno central o la utilización política que haga el PP, el proyecto de plurilingüismo para conseguir el mayor nivel de inglés provoca ardor -no diré guerrero, pero casi- en todo tipo de familias.
También es cierto que vivimos en una autonomía en la que el PP se curó mucho de potenciar la enseñanza del valenciano y que ahora, Marzà apuesta porque los estudiantes terminen la educación obligatoria sabiendo los dos idiomas oficiales y el inglés. Un cambio tan amplio que hay quien lo entiende como una imposición. Divide, más que une. Y ese es un gran problema a mitigar.
Y todo ello, más allá, de lo que sucede en la Vega Baja, en donde su proyecto plurilingüe tiene tantos seguidores como los que creen que Elvis Presley sigue vivo.
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