Columbarios para fusilados en la Guerra Civil a 141 pesetas
Documentos de la Dictadura señalan el tipo de urna que debía utilizarse para inhumar los restos de cada una de las 34.000 víctimas de la Guerra Civil que reposan en el Valle de Los Caídos.
Hasta en las inhumaciones el Franquismo marcaba diferencias / javier torres
El Franquismo lo quería todo en orden, hasta los enterramientos en la Abadía de Cuelgamuros.Los documentos a los que ha tenido acceso la Cadena Ser fijan un escenario administrativo carente de respeto hacia los restos de miles de víctimas de la contienda.
De entrada se especifica el tipo de urna que hay que utilizar en el caso de fallecidos que fueron enterrados individualmente o en aquellos que fueron inhumanos en grupo y muchas veces sin identificación. En ambos casos se trata de cajas de “madera de pino” forradas en el exterior con tela negra y con asas en ambos extremos.
Hasta el precio por unidad queda fijado en la orden de ejecución de estos trabajos. Si se trata de urnas individuales su precio no puede superar las 141 pesetas de 1958.Si se precisan urnas colectivas el precio sube hasta las 550 pesetas. Estas cajas para varios cuerpos llegan a los 160 centímetros de longitud frente a las individuales que se quedan en 60 centímetros.
La orden franquista para construir las urnas para las inhumaciones / Javier Torres
Para realizar esos traslados desde muchos puntos distintos de España, la Dictadura también emitió órdenes y normas. Unas normas que aclaran que si los restos han sido identificados se precisa el consentimiento de la familia, pero si son restos cadavéricos localizados en fosas comunes se proceda directamente a su exhumación y traslado al Valle de Los Caídos. No había que pedirle permiso a nadie.
Con un tono eufemístico se recordaba desde el Régimen Franquista que esas fosas son “enterramientos de restos no identificados que no están bajo el cuidado ni atención de entidad, organización o persona alguna”.
