Viernes, 02 de Junio de 2023

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Los importantes paños de Cuenca y su quiebra

En "Así dicen los documentos", con Almudena Serrano, repasamos el origen y quiebra de la industria textil en Cuenca

La Hilanderas - Velázquez

La Hilanderas - Velázquez / Cadena SER

Esta semana en "Así dicen los documentos", con Almudena Serrano repasarmos el origen y quiebra de la industria textil en Cuenca que repasamo bajo el nombre de Los importantes paños de Cuenca y su quiebra

 

La industria textil tuvo una importancia extraordinaria para la ciudad de Cuenca y su Tierra durante el siglo X y posteriores.

Las condiciones que ofrecía Cuenca eran extraordinarias para el desarrollo de aquella industria textil puesto que había ganadería y dos ríos, lo imprescindible para que esta industria progresara.

¿Cuáles son las primeras noticias de aquel desarrollo de esta manufactura?

Tan importantes fueron estas manufacturas textiles desde el siglo X que Cuenca fue descrita en el siglo XII por el geógrafo El Idrisi como uno de los 18 centros más importantes de producción textil en la Península Ibérica. Así, al hablar de nuestra ciudad, escribió: ‘Los tapices de lana que se hacen allí son de excelente calidad’.

Una vez que esta industria floreció hubo que regularla y así se hizo en el Fuero de Cuenca, en que se legisló sobre la labor de batanes, tejedores y tundidores.

La industria pañera se consolidó en los siglos XIII y XV. A finales del siglo XVI se implantó el molino batanero y en los siglos XIII y XIV se sustituyen algunos de los molinos harineros por traperos.

Al calor de estas manufacturas, lógicamente, se desarrollaron innumerables oficios que dieron trabajo a muchas personas.

Los oficios relacionados con ella fueron muchos…

Algunos oficios dedicados al trabajo de la lana fueron los perailes, tejedores, peinadores, cardadores, carducadores o tintoreros. A continuación veremos más.

En el comienzo de estas manufacturas, lo primero que se trabajaba era la lana, materia prima por excelencia.

¿Qué hacía el propietario de la lana?

Efectivamente, las primeras tareas eran lavar, hilar y la textura y los campesinos las entregaban a los trabajadores con el fin de que éstos realizaran esas primeras labores.

A continuación, las lanas limpias e hiladas pasaban a los artesanos urbanos que se ocupaban de refinar el producto.

La lana pasaba por muchas manos para ser preparada

Claro… Porque era imprescindible elaborar productos de calidad y en ello colaboraban otros oficios: apartadores, lavadores, desmotadores, hilanderas y urdidores. Y de éstos pasaba a los tejedores, cuya labor era revisada por desborradores y despinzadores. Y los batanadores, perailes y tundidores la fortalecía y limpiaban toda clase de impurezas.

El acabado final llegaba con el trabajo de los apuntadores y zurcidores, que se encargaban de dar la mejor prestancia a los paños.

Los tintes se aplicaban después de que la lana fuera sometida a la batanadura y de ser cardada y antes de ser hilada.

¿Qué paños se producían en Cuenca?

Los paños que se producían eran de 3 tipos: paños finos, comunes y de inferior calidad.

Y gracias a la labor de todos estos oficios la lana era puesta en condiciones de ser vendida.

¿Pero cómo se transportaba?

Los paños eran doblados pero esto debía hacerse con gran pericia con el fin de que al transportarlo ocupasen menos espacio y se pudieran aprovechar al máximo los carros y los animales de transporte.

Cada tipo de paños tenía su propia clientela…

Los paños de la nobleza tenían una importancia social extraordinaria porque era un símbolo y expresaban y ubicaban a una persona en la sociedad.

Durante la Edad Media, tanto el vestido como el color del vestido fueron un signo de distinción social. En ambientes urbanos, la moda de paños se manifestó claramente en el uso de colores negros y, sobre todo, los azules fuertes y rojos. Aunque la seda fue la que ganó terreno en ambientes sociales altos y entre los burgueses más distinguidos.

La competencia internacional

Nuestros paños, como los del resto de Castilla, estuvieron expuestos a la competencia internacional, con lo que tuvieron que mejorar la calidad de los productos frente a los paños flamencos, que eran los mejores y, por tanto, los más valorados.

Y qué paños o vestidos llegaban desde Flandes a Castilla en el siglo XVI…

Desde allí llegaban cintas de hilo, rasos o guantes, que también venían desde Milán. Además, entraron sayos de Londres, terciopelo de Italia, en concreto, desde Génova y Venecia; capotillos de Bohemia y sombreros de Milán y Alemania.

Los mercaderes eran los encargados de comerciar todos los productos derivados de la lana…

Esto fue así desde mediados del siglo XIII. Estas familias de mercaderes se enriquecieron con cierta rapidez y, cuando estos comerciantes fueron haciendo más dinero, quisieron equipararse a la nobleza. Sin embargo, los nobles les consideraron advenedizos y contra aquellos mercaderes fueron las sucesivas leyes suntuarias castellanas y las pragmáticas de los años 1494 y 1496, por las que se prohibió la fabricación en Castilla de paños de seda y de géneros bordados con hilos de oro o de plata. Sin embargo esto sólo sirvió para que estos productos incrementasen sus precios.

Pero estas leyes lo único que hicieron fue perjudicar a la lana y la seda, que eran abundantes en Castilla, porque eran exportadas y luego volvían transformadas en vestidos y paños con unos precios superiores a los que habrían tenido aquí. Es decir, se exportaban materias primas que no se podían trabajar aquí pero sí se podían importar sedas y lanas elaboradas.

Esto supuso una caída colosal de la producción y prestigio de los productos castellanos.

¿Cómo se solucionó esto?

Se tuvieron que rectificar ciertas normas para poder impulsar el desarrollo de las manufacturas castellanas, de modo que se concedieron franquicias y exenciones fiscales por 10 años a los obreros especializados de Italia y Flandes, que se establecieron en Murcia, Málaga, Granada, Valencia y Cuenca. En el Archivo Histórico tenemos multitud de testimonios documentales de estos mercaderes, sobre todo, italianos.

 

 

Sin embargo, con el paso de los siglos llegó la ruina…

Sí, tenemos muchos datos de que una crisis importante llegó a la ganadería y fue el fin, lógicamente, de la industria textil y el comercio, ocasionando el retroceso de la actividad agraria ante una disminución de la población.

Un ejemplo clarificador es que la nobleza local, entre la que se encontraban los Mendoza, los Albornoz, los Pacheco, Cabrera o los Carrillo se marcharon de Cuenca porque ya no había una utilidad en el territorio para cubrir sus objetivos.

La industria textil, hundida en el siglo XVII, fue durante siglos el motor de nuestra economía urbana.

El hundimiento de la industria textil debió ser total a finales del siglo XVII por varios motivos: porque no había mano de obra especializada, no aparecen en los documentos, además de por lo que podemos conocer por testimonios de algunos fabricantes, como Jerónimo Oset, vecino de Zaragoza, quien al hacer su petición para sentar fábrica de paños y bayetas en Cuenca, en el año 1692, dice: ‘Habiendo llegado a mí la noticia que en esta ciudad ha decaído tanto la fábrica de paños y demás ropa de lana (…) es tan grave daño y perjuicio de estos reinos y principalmente de esta ciudad, donde se entiende había 4 mil laborantes para este ejercicio y gran comercio del que se seguía gran abundancia y riqueza que había en esta ciudad’.

Durante este siglo XVII de gravísima crisis económica, la industria textil y la ganadería se vieron muy afectadas llegando a registrar cifras muy bajas, colaborando así en la pésima situación socioeconómica de los habitantes de la ciudad y pueblos cercanos.

Luego se recobró con la instalación en Cuenca de Humberto Mariscal, durante el reinado de Carlos II.

Aunque tradicionalmente se ha afirmado por diversos autores que la decadencia de las manufacturas laneras empezaba a ser preocupante, según se dijo en las Cortes de 1576, lo cierto es que en el Archivo Histórico de Cuenca contamos con un expediente que sitúa esta inflexión mucho antes, en el año 1502.

 

 

¿Qué dice este documento…?

En este expediente de 14 de mayo del año 1502 contamos con la declaración de diversos testigos ‘sobre la causa de la disminución y quiebra en el comercio de paños en Cuenca, porque el corregidor mandó al escribano que recibiese información sobre cinco preguntas que se formularon a diversos testigos.

Las preguntas que se hacían derivaban de la situación que se venía produciendo varios años atrás en el menoscabo de la producción textil, situación que inquietaba a las autoridades. Por eso se incoa este expediente, para intentar averiguar qué está pasando.

Pero el interés del corregidor en la quiebra del comercio de paños tenía un interés más allá del que movía a los comerciantes y era que se había dejado de ingresar una suma importante de impuestos que recaían en las ventas de paños y otros productos derivados, y esto era ‘público e notorio’, como así lo testimonian los mercaderes a quienes se toma declaración, comentando uno de ellos que ‘sabe que a cabsa de no venderse las dichas mercadurías que ay disminución e quiebra en las dichas rentas’.

¿Y qué pasaba, qué notaban los mercaderes en sus negocios…?

Se necesitaba conocer ‘si saben que en el año pasado de quinientos e un años y en este de quinientos e dos se han labrado diez mil arrovas de lana menos que en cada año en esta çibdad se solían labrar’.

Los testimonios de varios mercaderes coinciden en afirmar que ‘se ha labrado mucha cantidad de lana menos que solía labrar’ y que ‘a cabsa de no labrarse las dichas lanas se dexan de vender muchas tintas e azeyte que con ellas se gastarían’.

Otra evidencia era que algunos mercaderes, tintoreros, perayles y tejedores no podían cumplir con las deudas que tenían porque según declaran varios mercaderes en la ciudad no ‘hallan a quien vender algunos paños’ y ‘porqueste testigo es mercader e a cabsa de no fallar a quien vender algunos paños se los tiene en Cuenca’ y, como consecuencia, ‘se an ydo huyendo e cada día se van’.

Y se incide en ello porque ‘todas las gentes desta çibdad están perdidos e no tratan’, es decir, no compraban porque no podían.

Otro dato que el corregidor tenían era que ‘se han dexado de vender e gastar en estos dos años más de dos mil cargas de pastel e otros mil de tarta e alumbre e roja e otras tintas que solían pagar alcabala en la renta de la çarandaja’.

 

Un buen espacio para tomar el pulso del mercado eran las ferias y de esto también habían manifestado contratiempos los comerciantes porque ‘muchos mercaderes desta çibdad yendo a las ferias por no hallar a quien vender los paños que lievan se los an tornado’. Así, uno de ellos afirma esos perjuicios ‘porque lo ha visto e porqueste testigo el año pasado volvió çiertos paños porque no los pudo vender’.

 

De manera que podemos concluir que la quiebra de la industria textil de Cuenca comenzó con el cambio de siglo, en el año 1500, y continuó a lo largo del siglo XVI y XVII, siglos de los que conservamos muchos expedientes ejecutivos contra mercaderes.

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