Amo, Odio Córdoba

Amo, odio a Córdoba, ha sido el lema de un excelente programa cultural organizado en el marco de utopía hace un par de semanas. Me ha hecho reflexionar sobre las cosas que me gustan de esta ciudad y sobre las que detesto.

Entre las que me gustan, estan sus parques, especialmente cuando son espacios abiertos, como el parque cruz conde, con su frondosidad boscosa y sus amaneceres llenos de color al a travesar los primeros rayos de sol el denso ramaje de su arboleda es un espacio abierto al público día y noche, sin rejas que impidan el paso a los que deseen adentrarse en él y difrutar de su encanto.

Con sus ya casi 50 años de historia, el parque Cruz Conde ha sido un ejemplo de convivencia para deportistas, vecinos o simples peatones que disfrutan de pasear por sus senderos. O de contemplar la riqueza de su flora silvestre. Y en el corazón mismo del parque, el teatro de la Axerquía, que como un ágora se erige en el mágico escenario de las noches de verano durante el festival de la guitarra.

Estas son las cosas que me hacen amar a la ciudad de Córdoba, otro día hablaré de las que detesto