
Se acaban las bolsas de plástico gratuitas
Desde enero, pero con un margen hasta el 1 de marzo de 2018, todos los comercios y establecimientos españoles, incluidas farmacias, deberán cobrar entre 3 y 30 céntimos de euro por cada bolsa que entreguen. España adopta con un año de retraso la Directiva 2015/720 de la Unión Europea. Se fomentarán las bolsas compostables elaboradas con almidones de papa o cereales.

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A partir del 1 de enero de 2018 todas las bolsas plásticas de cualquier tipo y tamaño deberán ser cobradas, incluidas las que se dispensan en farmacias, aunque el Gobierno estatal da un margen de adaptación hasta el 1 de marzo próximo que será cuando la Ley se imponga con todas sus consecuencias.
Únicamente serán gratuitas las muy ligeras para transportar alimentos vendidos a granel. Todo ello es consecuencia del traslado a la legislación española de la Directiva 2015/720 de la Unión Europea para la reducción del consumo de plástico en sus países miembros.
Con un año de retraso con respecto otros países de nuestro entorno, la nueva normativa afecta a todos los comercios españoles. Hasta ahora, el cobro por las bolsas era obligatorio en supermercados pero opcional en el resto de establecimientos y eso es lo que se pretende cambiar en el año que comienza.
Las razones que han llevado a los legisladores europeos y españoles a adoptar medidas para limitar el consumo de bolsas de plástico están ligadas al medioambiente, pero también al costoso y tóxico proceso de producción de bolsas elaboradas con derivados del petróleo. De todas las bolsas plásticas las oxodegradables, fotodegradables, hidrodegradables y termodegradables son las más contaminantes.
A su composición de derivados del petróleo se añaden aditivos que hacen que se fragmenten en miles de piezas minúsculas que se dispersan por la naturaleza y que los peces confunden con plancton, por lo que acaban en la cadena alimentaria.
La mayoría de las bolsas de un solo uso, las que se denominan “camiseta”, también son oxodegradables o fotodegradables, por lo que su impacto medioambiental es mayor. Solo están en nuestras manos unos minutos pero tardan más de 500 años en desaparecer. Además, apenas se reciclan (un 10 %), según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama).
Según la directiva dictada por el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa, “los actuales niveles de consumo de bolsas de plástico producen unos altos niveles de basura dispersa, suponen un uso ineficaz de los recursos y es previsible que aumenten si no se toman medidas.
Las bolsas de plástico dispersas provocan contaminación en el medioambiente y agravan el problema generalizado de la presencia de basura en las masas de agua, lo que supone una amenaza para los ecosistemas acuáticos en el mundo”.
Y se añade que “las medidas que tomen los Estados miembros pueden incluir el uso de instrumentos económicos como los precios, los impuestos y las tasas, que han demostrado ser particularmente eficaces para reducir el consumo de bolsas de plástico, y restricciones a la comercialización, por ejemplo prohibiciones con el carácter de excepciones a lo dispuesto en el artículo 18 de la directiva 94/62/CE, siempre que dichas restricciones sean proporcionadas y no discriminatorias”.
Impulso a las bolsas compostables
Según se explica en la página web del Mapama (http://www.mapama.gob.es), el Gobierno de España ha optado por que las bolsas dejen de ser gratuitas en vez de que buscar reducir su impacto mediante impuestos (como recomendaba la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia) o las tasas.
La norma española establece un rango de precios a cobrar según el espesor y la materia de cada bolsa, que clasifica en cuatro grupos: las degradables de un solo uso y/o menos de 15 micras deberán ser las más caras (entre 5 y 30 céntimos de euro), mientras que las degradables de entre 15 y 29 micras deberán cobrarse a 10 céntimos de euro, lo mismo que las de 30 micras o más.
Sin embargo, las compostables, elaboradas a partir de almidón de cereales o de papa, que pueden ser reciclables en el ciento por ciento, serán las más económicas, con precios medios de 2 y 3 céntimos de euro hasta 5 céntimos de euro en función de su tamaño.
El problema medioambiental que generan estos envases es muy elevado en España. En la actualidad, los españoles consumimos una media de 238 bolsas por persona y año. El objetivo de la Unión Europa es que a 31 de diciembre de 2019 ese consumo haya bajado a 90 bolsas por persona y año y que en diciembre de 2025 no se superen las 40 bolsas anuales por persona.
Aunque la norma arranca el 1 de enero, a partir del 1 de marzo los establecimientos que sigan entregando bolsas plásticas de forma gratuita podrán ser sancionados de acuerdo con la Ley General Para la Defensa de Consumidores y Usuarios. Además, los establecimientos deberán exponer al público los precios que aplican a cada bolsa.
Sensibilizar e informar, objetivo esencial.
La directiva 2015/720 de la Unión Europea insiste en la necesidad de prevenir y sensibilizar a los ciudadanos sobre el problema creado por las bolsas de plástico e insiste en la necesidad de concienciación “y acabar con la percepción que se tiene hoy en día de que el plástico es un material inocuo y barato”.
Es por ello que el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente prevé llevar a cabo campañas informativas y de sensibilización sobre el uso de plásticos que pueden ser sustituidos por otros materiales, como las bolsas compostables, la tela o el papel reciclado e involucra en estas campañas a los organismos competentes de cada comunidad autónoma.
Además, las bolsas deberán incorporar información sobre su forma de reciclaje. Las compostables pueden ir a cubos de basura orgánicos, pero las restantes deben depositarse en los contenedores amarillos. Es más, a partir del 1 de enero de 2020 quedará prohibida la comercialización, importación y exportación de las bolsas y envases degradables.
De esta forma, el año que estrenamos marcará un antes y un después en la mayoría de los consumidores españoles, que deberemos acostumbrarnos a llevar bolsas reciclables y de más de un uso con nosotros, aunque solo sea por ahorro en el monedero.
