Castrovido espera tener agua en 2018

Burgos

El embalse para regular el Río Arlanza se proyectó en los años 30 del siglo pasado y será en 2019 previsiblemente cuando pueda estar en servicio si no sucede ninguna otra contingencia y la sequía lo permite. Porque la falta de agua para el llenado es el principal temor de la Comisión de seguimiento de la presa de Castrovido, cuyo hormigonado supera el 98% y puede empezar las pruebas de llenado el próximo otoño. De esta manera, el volumen total de hormigón empleado en la construcción, que lleva a cabo la empresa FCC, alcanzará los 815.000 metros cúbicos. Podría pasar que tengamos la tan esperada infraestructura pero no haya volumen de agua suficiente si viene un año seco, advierte Dositeo Martín, que lleva décadas peleando con las administraciones públicas para conseguir controlar el irregular curso del Arlanza que recorre 160 kilómetros entre Quintanar de la Sierra en Burgos y Quintana del Puente y Torquemada en Palencia alternando fuertes estiajes y frecuentes crecidas.

Ampliar

La presa de Castrovido evitará inundaciones, garantizará el regadío y el abastecimiento además de producir energía con la central eléctrica que tienen sus instalaciones en el término burgalés de Salas de los Infantes. Los trabajos continuarán este 2018 con actuaciones como el cierre del desvío del río, el hormigonado de coronación de los bloques centrales, las instalaciones eléctricas y el acceso a las galerías por la ladera. Con un presupuesto de 231 millones de €, la presa tendrá 44 hectómetros cúbicos de capacidad y una altura de 74 metros sobre el cauce. El Ministerio de Medio Ambiente ha confirmado que la construcción de Castrovido ha entrado en su recta final después de 14 años desde que se puso la primera piedra habiendo superado controversias políticas, rechazo vecinal de la cuenca alta, distintos cambios en el proyecto y sobretodo el accidente laboral que costó la vida a 4 trabajadores en 2011.