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¿Qué hacer en Salamanca en este fin de semana de frío?

El director de Radio Salamanca Cadena SER pone encima de la mesa varias propuestas para disfrutar del fin de semana

¿Qué hacer en Salamanca en este fin de semana de frío?

¿Qué hacer en Salamanca en este fin de semana de frío?

Salamanca

Llega un nuevo fin de semana plagado de actividades y propuestas culturales para disfrutar en Salamanca y en la provincia de todos los eventos organizados por distinas asociaciones o entidades; asimismo, libros, exposiciones, la música charra y otros quehaceres centran la agenda que avanza, como cada fin de semana en la SER, Santiago Juanes.

Además, aprovechando que llegamos al fin de semana, también queremos fijarnos en uno de los principales rincones de la capital del Tormes. En este caso, con la celebración de la festividad de San Blas este sábado, nos hemos fijado precisamente en la iglesia homónima en Salamanca.


Por San Blas, su iglesia “escucharás”

La celebración estos días de la fiesta de San Blas nos lleva hoy hasta el auditorio que lleva su nombre y que fue con anterioridad iglesia. Un templo con mucha historia porque nos remonta hasta la Edad Media. En concreto hasta el año 1222, cuando se construye en un barrio habitado por repobladores gallegos y franceses. Era, pues, una iglesia románica, al estilo de la de San Julián, que es reformada en el siglo XVIII por García de Quiñones, y que fue importante. Lo fue, por su advocación y por su ubicación en la zona del Hospicio, Colegio de Fonseca y Convento de San Francisco el Grande, que eran parroquianos, además del caserío que formaba el llamado Barrio de las Peñuelas de San Blas. Tras la reforma del siglo XVIII llegó a tener más de 350 parroquianos.

La Guerra de la Independencia comenzó a escribir su ruina, aunque se salvó de esta por los pelos. Con todo, casi la llevan a la ruina primero de los franceses, que derribaron las casas de alrededor para facilitar la defensa del cerro de San Vicente y aprovechar los materiales para la construcción de defensas. Segundo, se libró de los cañones de Wellington en la toma de Salamanca. Y del afán destructor de algunos arquitectos municipales del siglo XIX. No se libró de la explosión de un polvorín al finalizar la Guerra, donde comenzó su ruina.

Una ruina que llega hasta el siglo XX.

La iglesia se quedó sin cubiertas. Permaneció a la intemperie durante décadas. Incluso fue almacén de carbones. A principios de los años ochenta del siglo pasado, el ayuntamiento de Jesús Málaga la recupera como parte del programa de recuperación de un monumento al año. Así se convierte en Auditorio de San Blas. La obra la dirige el arquitecto Fernando Bueno y la recuperación de piezas la realiza el cantero-tallista Honorio Astudillo. La obra saca a la luz algunas tallas románicas que pasan al museo de Salamanca.

La iglesia se encontraba enclavada en un barrio importante de Salamanca, bajo la presencia del Monasterio de San Vicente. Entre este convento y la iglesia había dos calles que los conectaban: la de Génova y La Serna. Dos calles que atravesaban, también, algún convento de cierta importancia, como el de Santa Ana, San Juan y los Ángeles, y la Magdalena. No podemos olvidar el actual colegio de Maestro Ávila, que comenzó en el siglo XVI como colegio jesuita, o el Hospital Provincial, inaugurado durante la dictadura de Primo de Rivera.

También tuvo mucha importancia el denominado Hospicio o Colegio de Niños Expósitos, al igual que el colegio de Fonseca y el de San Francisco. Hacia 1860 se produce el ensanche de la calle de Fonseca, que facilita que el solar del viejo convento de San Francisco se convierta en una zona industrial donde se implantarán Moneo, Maculet o el propio Carlos Luna, que comienza a abastecer de luz a Salamanca en 1889. Del viejo convento quedan algunas ruinas que dan una idea aproximada de su envergadura.

Entrada al Barrio Chino.

 De hecho, era una de sus calles principales de este barrio, y en ella se asentaron algunos locales del “pecado”, como se les llamaba entonces. Cuando comienzan a asentarse estos locales se llama calle de la Fuentecilla y desembocaba en la calle de los Milagros, que hoy es Vaguada de la Palma, y conectaba las casas de prostitución de la cuesta de San Blas con las de la calle Empedrada y Sierpe.

San Blas.

Es uno de los santos con fuertes advocaciones en la provincia; médico, eremita y mártir. Fue torturado y decapitado, el único modo de terminar con su vida. Tuvo fama de sanador, pero su vinculación a las enfermedades de la garganta le viene de salvar a un niño que se estaba asfixiando por culpa de una espina.

 
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