‘Cuanto peor...’

Algeciras

Estimado Colega

Son días convulsos para el Partido Popular que, como consecuencia de su mala gestión política, ha cavado su propia tumba.

Autoconvencidos de que eran los salvadores del país, no han sabido escuchar a la gente y la prepotencia les ha llevado al fracaso.

Olvidaron que no hay enemigo pequeño y ahora lloran por las esquinas, defenestrados por un acuerdo de la oposición que suma 12 millones de votos y que, haciendo uso de la Constitución, ha ganado una moción de censura recibiendo el apoyo de 180 diputados, curiosamente 10 señorías más de los que sustentaron al ya extinto Rajoy.

Desde su estado catatónico sobrevenido, los populares intentan propagar la idea de que será el gobierno del caos pero en realidad temen lo contrario porque, como decía Andreotti, “el poder desgasta pero más desgasta la oposición”.

En cuanto a nosotros, los campogibraltareños, ante el nuevo gobierno nos queda recuperar la esperanza, después de los desprecios del anterior.

Hemos padecido a los dos últimos ministros de fomento: Pastor, que nos engañó con aquellos 600 millones del Plan Juncker que nunca existió, e Íñigo de la Serna, que nos arrojaba míseras limosnas para comprar traviesas con las que fabricar forillos para fotos.

Hemos sufrido a los dos últimos responsables de exteriores: Margallo, que se complacía en crear mal ambiente y tensión con la colonia sin pensar en la necesaria relación de buena vecindad que tenemos desde la comarca, y Dastis, al que trajeron para lucirlo y que hiciera promesas difusas que nunca se cumplieron.

Y hemos soportado a los dos últimos titulares de interior: Fernández Díaz , que nos dejó atascos y colapsos en la verja con colas indiscriminadas e inmisericordes, y Zoído, que obsesionado por los independentistas , redujo los efectivos policiales de la comarca con las consecuencias que eso ha tenido.

O sea que, ¡Qué más nos puede pasar!

Aunque eso sí, ya hay quien querrá aprovechar el cambio como excusa, cuando llegue el momento, para tapar la ausencia de gestión.

Ya hay quien se merece que le digan aquello de: “Para usted, cuanto peor mejor para todos y cuanto peor para todos mejor, mejor para mí el suyo beneficio político"