La necesidad de depurar...la ineficacia política

Debería caérsenos a todos la cara de vergüenza. Eso sí, a unos más que a otros. Y en primer lugar, desde luego, en la Junta de Andalucía.Pero vayamos por partes. La UE ha multado a España por incumplimientos de la directiva para la depuración de aguas residuales. Es una noticia que ha ocupado titulares e incluso editoriales de la prensa nacional. No es para menos. Y en este asunto lamentable, Málaga, por motivos obvios, ha ocupado un lugar preeminente. El límite para depurar en municipios de más de 15.000 habitantes expiraba, tras varias prórrogas, en 2001. En 2013, sin embargo, 17 localidades españolas seguían sin cumplir. Y todavía hoy quedan 11 que no depuran correctamente sus aguas residuales. De esas 11, dos tercios son andaluzas. Y de estas, más de la mitad de Málaga: Alhaurín el Grande, Coín, Estepona y Nerja. Menudo podium.Por sí mismo, se trata de un asunto serio. Pero vaya ironía que suceda así precisamente en la Costa del Sol, el principal destino turístico andaluz, motor fundamental de la economía territorial. Bueno, una ironía,… y sobre todo una vergüenza. La pregunta es: ¿Era esto inevitable? Y la respuesta, por supuesto, es que no. Esto no es consecuencia de una fatalidad, sino de un alto nivel de incompetencia; un nivel de incompetencia verdaderamente formidable. Queda otra pregunta: ¿y el canon que se ha estado pagando? Porque efectivamente se nos ha estado cobrando un canon de depuración en la factura del agua... ¿Qué ha sido de ese dinero? ¿Se ha destinado a financiar el cumplimiento del déficit? En Alhaurín ni siquiera ha comenzado a construirse la depuradora...En fin, en la Junta de Andalucía ya deberían haberse producido dimisiones por vergüenza. Y el primer día, sin más dilación. Pero dos semana después, ni siquiera ha aparecido por aquí un dirigente regional a pedir perdón y poner plazos. Decía antes que “debería caérsenos a todos la cara de vergüenza; eso sí, a unos más que a otros”. A nosotros, por tolerar que esto suceda, ya sea desinterés o resignación. Pero sobre todo a los dirigentes políticos que llevan dos décadas batiendo plusmarcas de ineficacia contra el interés general. Y después de caérsele la cara de vergüenza, que rueden cabezas