Sociedad

Queridos Reyes Magos...

La reflexión de Ana Díez, médico de familia

Queridos Reyes Magos...

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03:11

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Valladolid

Din, don, dan. Así suenan las campanas para llamar a la gente a participar en algo en común. Festivo o triste, pero en comunidad.

El ser humano es un ser social por naturaleza. Y, a estas alturas del año, las campanas nos convocan a reunirnos con familiares y amigos para celebrar la Navidad, el fin de un año y el inicio de otro nuevo.

Y no solo nos convocan las campanas. Todos los medios de comunicación, amigos, conocidos, familiares, compañeros de trabajo, … Todos repiten la misma frase, la misma pregunta: ¿dónde vas a pasar las Navidades?, ¿con quién vas a estar?, ¡que seas feliz!, ¡que disfrutes! Todo esto acompañados de repetitivos villancicos, canciones, películas, escaparates, comidas y dulces típicos. Y planes, infinidades de planes para estos días y, por supuesto, para el año que empieza.

Y nos comparamos con todos esos que nos han deseado feliz Navidad y que nos han contado por distintas vías sus maravillosos planes, por cierto, algunos de ellos un tanto peliculeros. Y todas las comparaciones son odiosas, pero estas lo son aún más, porque parece que es una obligación sonreír y cantar. Y no siempre se puede. No siempre se tienen ganas ni la fuerza suficiente como para hacerlo.

Pero, en fin, hay que intentarlo. No solo ahora sino siempre. Todo el año e, incluso, toda la vida. Hay que intentar sacar fuerzas de cualquier sitio. Poner ilusión porque, por muy mal que estén las cosas, seguramente tendremos más de una razón para estar contentos. El simple hecho de estar vivos ya lo es.

Es verdad que en esta época, el que es feliz parece que ve aumentada su felicidad. Desgraciadamente, lo mismo ocurre con el que está triste, pero en sentido contrario. El que sufre por enfermedad, soledad, pobreza o cualquier otra situación similar ve incrementado su sufrimiento en momentos como este, en el que todo alrededor aparenta ser perfecto.

Yo ya tengo escrita mi carta a los Reyes Magos. En realidad, la escribí hace años y me gustaría haber ido borrando cosas de mi lista de deseos, pero no puedo. Al contario, año tras año he ido añadiendo otros nuevos que espero lograr alguna vez. Tendré paciencia, porque sueño con que alguna vez se vayan cumpliendo todos. O, al menos, algunos de ellos.

Sé que son deseos difíciles de lograr, sé que no vale decir, me lo pido, como cuando era pequeña y miraba las revistas de juguetes de las grandes cadenas comerciales. Eso era fácil de conseguir.

Según fui cumpliendo años fui comprobando que los mejores regalos no los podría conseguir ni con todo el dinero del mundo. Y que lo que el dinero me podría permitir comprar no iba a hacerme más feliz. Sencillamente porque la felicidad no se compra. La felicidad se construye día a día. La felicidad se logra cuando sabemos apreciar lo que tenemos. No su cantidad, sino su calidad, no siempre tangible.

Este año yo pido a los Reyes Magos que me traigan fuerza, mucha fuerza para seguir viviendo con alegría y luchando contra todas las adversidades que me vayan apareciendo en la vida, ilusión para continuar avanzando a pesar de las piedras que me pongan en el camino, capacidad para resaltar todo lo bueno que me ha sido concedido y conseguir ignorar lo que me molesta y no consigo apartar.

Por eso, yo también lo voy a decir: ¡Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo para todos!

 

 
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