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El Alavés sueña, la Real tiene pesadillas

Un gol de Calleri catapulta al equipo vitoriano, que llega a la navidades en Europa. Cuarta derrota seguida de los donostiarras, que terminan el 2018 mirando a la cara al descenso

Los jugadores del Aalavés celebran su triunfo ante la cara de desesperación de Oyarzabal / Javier Etxezarreta EFE

San Sebastián

Un gol de Calleri a los diez minutos de partido sirvió al Alavés para volver a ganar 16 años después en Anoeta y catapultar a los babazorros hasta terminar el 2018 rozando los puestos de Champions, y de paso agravando la crisis galopante de una Real Sociedad inoperante y atascada, que sumó su cuarta derrota seguida y que puede terminar el año con con merecimiento con solo un punto de renta sobre los puestos de descenso.

El partido comenzó con el guión esperado, con la Real Sociedad intentando llevar la iniciativa del partido con la posesión del balón, pero con el Alavés haciendo una presión alta, tirando si defensa a línea de tres cuartos de su campo, y dificultando de forma agobiante la salida de balón de los donostiarras. Eso provocó los primeros desajustes en la defensa realista, especialmente por la banda derecha, con Aritz Elustondo siendo superado claramente por Jonny, todo un quebradero de cabeza para la Real hasta que dio el pase del tempareno gol del Alavés, un centro a la espalda de la defensa realista que no fue capaz de despejar nadie y que Calleri envió al fondo de la red de la portería de Moyá. Fue la metáfora perfecta de por dónde iban a ir los derroteros del partido el resto de minutos. La txistorra, en el día grande de Santo Tomas, típico en Donostia, se les atragantó a los aficionados realistas que veían como si equipo chocaba una y otra vez con la ordenada defensa del Alavés.

Así fue todo el partido. De forma constante, en una película que empieza a ser lamentablemente repetida demasiadas veces en San Sebastián. Otra vez empieza mal el partido, recibe pronto, y se pone en la tarea de llevar la iniciativa, pero se muestra demasiado blanda como para generar ocasiones de peligro. Porque llevaba el balón hasta la zona de influencia, pero unas veces fallaba el último pase y otras directamente el remate. Fue un querer y no poder. También mérito de un Alavés muy bien trabajado por Abelardo, que fue leyendo lo que necesitaba su equipo, con una presión agobiante al principio y más cerrada según pasaban los minutos, cortando todas las líneas de pase realista y obligándole a tener que poner centros pocos precisos que no encontraban rematador. Al Alavés no le hacía falta asomarse a la portería de Moyá para tener el partido controlado. No parecía sufrir, y eso que la Real lo intentaba. Pero era de nuevo Calleri quien tenían la mejor oportunidad en una contra que salvaba Moyá.

Garitano quiso mover el árbol con el debut del joven de 16 años Ander Barrenetxea, que dejó muy buenas maneras, pero tampoco sirvió de nada para conseguir empatar el partido. Hubo dos sustos sobre la portería del Alavés, pero Pacheco lo solventó bien y el partido murió por los derroteros que le interesaban a los vitorianos, mientras la Real terminaba frustrada porque los males se repetían de forma constante. Así, el Alavés termina feliz con razón el año, y la Real col lógica muy preocupada. Mucho debe cambiar el próximo año si quiere pensar en algo más que en simplemente salvar la temporada.

Roberto Ramajo

Roberto Ramajo

Entro en el grupo en 2002 como redactor de prácticas. En 2005 se incorporó a la redacción en Gipuzkoa...

 
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