El presupuesto del Xerez DFC
Jerez de la Frontera
En el Xerez Deportivo FC llevamos cinco años y medio dando explicaciones por tener la suerte de contar con un presupuesto muy superior al de la inmensa mayoría de rivales a los que nos enfrentamos. Este año, en el debut en categoría nacional, no iba a ser menos. Somos el rival a batir por presupuesto, la prensa nos señala como favoritos por el presupuesto, los técnicos del equipo contrario se escudan cuando pierden aludiendo a nuestro presupuesto y tenemos permanentemente una presión añadida por ser el club con el presupuesto más importante.
El tener un presupuesto tan destacado es una responsabilidad a la vez que motivo de alegría, pero también ha sido, sigue y continuará siendo utilizado por muchos como arma arrojadiza. Sólo nos falta pedir perdón por ello. Si se preocuparan por profundizar sólo un poco, entenderían que el presupuesto lo propicia un respaldo social que se cuenta por miles, y eso no es constitutivo de delito, y sí más bien motivo de envidia cochina.
A pesar del aumento considerable del precio de los carnets tras el ascenso a división nacional, el club puede presumir de contar con 3.000 socos, y eso en los 18 grupos que forman toda la Tercera división sólo lo puede decir el Real Jaén.
Que se enteren los jugadores y entrenadores de los clubes rivales, la prensa y los usuarios de las redes sociales: tener año tras año el mayor presupuesto es motivo de orgullo para los xerecistas. Primero porque cada euro sale del bolsillo de sus socios y aficionados y de nuestro patrocinadores. Segundo, porque no le debemos nada a nadie. Aquí ni hay subvenciones municipales (habría que hacer un análisis de lo que perciben la mayoría de clubes en este partida) ni se le esperan. Tampoco de diputaciones provinciales ni de ninguna otra administración. No hay grandes empresas que pongan un duro como impuesto revolucionario obligadas por el ayuntamiento de turno. Aquí somos lo que los socios queremos que sea nuestro club. Y por eso estamos en nuestro perfecto derecho y en la obligación de preguntar, de ser informados y de exigir resultados a los que, en mayor o en menor medida, cobran escrupulosamente por su trabajo.
Sé que esta modesta columna no acabará con esa mala costumbre de señalarnos con el dedo acusador por ser un club “rico” en una categoría modesta, pero al menos que sirva para que los xerecistas no sólo no nos avergoncemos de ello, sino para que vayamos con la cabeza bien alta porque nadie nos ha regalada nada.