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Segunda división B

¿La sentencia de Juan Domínguez?

El Real Unión está en el puesto de promoción de descenso a Tercera, tras caer goleado en el Stadium Gal contra el Izarra (0-4). Salvo sorpresa, el técnico donostiarra tiene las horas contadas en el banquillo unionista

¿La sentencia de Juan Domínguez?

¿La sentencia de Juan Domínguez?

Irun

Todo lo que podía salir mal para Juan Domínguez en el día más señalado como entrenador, salió peor. El Real Unión cayó goleado por el Izarra en el Stadium Gal y, salvo gran sorpresa, Juan Domínguez tiene las horas contadas como técnico del club unionista. El 0-4 contra el Izarra puede ser su sentencia. A pesar de que en la plantilla, el capitán Iosu Esnaola, pidiera tras el encuentro de forma abierta y clara que no lo destituyeran, que la solución no era echar a Juan Domínguez. Los irundarras están con 31 puntos en el puesto de promoción de descenso a Tercera división, y sólo la casualidad ha querido que no haya caído ya a puestos de descenso. Toda la culpa no la tiene la derrota contra el Izarra, pero culmina la errática dinámica que lleva el equipo irundarra. Sus 16 empates y sin ganar desde finales de enero, algo hay que cambiar para evitar el descalabro definitivo. No lo merecería esta plantilla, ni el cuerpo técnico, porque muchos de los demasiados empates cosechados deberían haber terminado en victoria, pero en el fútbol el termómetro del puesto del entrenador lo marcan los resultados. Aunque sea injusto. Es la única vara de medir que sirve para definir si se consiguen o no los objetivos. Y en Irun hay motivos para estar muy preocupados. Se ha metido en un problema muy serio. Y la próxima jornada visita al Racing en Santander, y ahí ya puede estar en descenso.

Este resultado, por cómo se produce, porque un 0-4 contra un rival que llegaba en descenso hace mucho daño, y las sensaciones de nervios y ansiedad que ha mostrado el equipo, puede ser la gota que colme el vaso de la paciencia en la junta directiva Del Real Union. Antes de que llegue ese momento de caer a puestos de descenso, si es que tiene que llegar, en el Consejo de Administración tienen claro que quieren mover ficha. Ya antes del partido tenían más que señalado al entrenador y tenían más que hablado que una derrota contra el Izarra iba a precipitar los acontecimientos, exigiría medidas drásticas y que el futuro de Juan Domínguez estaría más que comprometido. Ahora que se ha perdido, y goleado con estrépito, la resolución de la ecuación parece clara. Juan Domínguez tiene las horas contadas y, salvo sorpresa, en las próximas horas va a dejar de ser entrenador Del Real Unión.

Con todo, el resultado del partido que sentencia a Juan Domínguez en su primera experiencia como entrenador es exagerado e injusto. Un calco de lo que lleva siendo la temporada, en la que los resultados siempre han estado por debajo de los merecimientos del equipo irundarra. Perder sí. Eso no es discutible. El Izarra hizo más para ganar. Pero 0-4 es demasiado.

Sobre todo si se cuenta que el Real Unión empezó muy mal el partido, y encajó pronto, fruto de esa torrija. Pero con esfuerzo se fue sobreponiendo y tuvo 20 minutos de agobio total sobre la portería del Izarra, con fútbol bien hilvanado y con ocasiones muy claras como para haber empatado. Merecía el gol, pero la portería se les hizo pequeña. La presión empieza a pasar factura. Los irundarras no aprovecharon su momento y cuando mejor estaban, concedieron un contragolpe, Garrido salió a cortarlo, llegó tarde y vio la segunda amarilla. Quedaba toda la segunda parte y se quedaba con un jugador menos. Juan reaccionó sacando a Etxabeguren, su intención era la de insistir en las buenas sensaciones que había tenido el equipo evitando que el Izarra marcara otro gol.

Pero el Real Unión no acababa de tener opciones de marcar y el cansancio iba pesando más. Entonces llegó el 0-2 que fue la estocada definitiva. El equipo se vino abajo, y llegó el tercero, y el cuarto. Y en la grada, aunque no se forma unánime, la afición empezaba a mostrar su hartazgo. Gritos de “dimisión”, “Ricardo, vete ya”, “fuera, fuera” de mezclaban entre la desidia del resto de aficionados, que asistían casi con indiferencia a lo que estaba pasando. En eso ha acabado este Real Unión. En la indiferencia de su afición. Y eso es lo peor que le podía pasar. Y eso no es culpa del inquilino del banquillo. Hay que empezar a mirar más arriba. Pero todo empezará por donde siempre. Y todo seguirá como siempre. Hasta que esto se agote. La solución es de mayor calado que una destitución.

Roberto Ramajo

Roberto Ramajo

Entro en el grupo en 2002 como redactor de prácticas. En 2005 se incorporó a la redacción en Gipuzkoa...

 
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