"Me va a perseguir hasta el fin de mi vida"

Valladolid

Este miércoles quedará visto para sentencia el juicio contra el camionero que el 25 de febrero de 2016 arrolló a dos ciclistas en la Ronda Exterior, cerca de la salida hacia Simancas. Uno de ellos falleció en el acto y el otro sufrió graves lesiones que, desde entonces han condicionado su vida laboral y personal.

El transportista, de nacionalidad portuguesa, ha declarado sin intérprete y sólo ha contestado a las preguntas de su abogada. "Me va a perseguir hasta el fin de mi vida", ha dicho textualmente ¡en un momento de su declaración sobre lo sucedido. 

Ha insistido en que vio a los dos ciclistas pero que nunca invadió el arcén de la Ronda y que intentó desplazarse al carril izquierdo algo que no pudo hacer de manera total, según ha relatado, por el tráfico que había en ese momento, las dos y media de la tarde y ha achacado el accidente a un 'efecto látigo' producido al sobrepasar a las dos víctimas.

También ha indicado que no frenó de manera repentina para evitar que su vehículo hiciera un 'efecto tijera' lo que, de acuerdo a sus palabras, habría puesto en riesgo al resto de usuarios de la vía. "No creí que les había dado", ha manifestado a las preguntas planteadas por su abogada. 

Una versión contraria a la que han aportado los agentes de la Guardia Civil de Tráfico que realizaron el atestado y de los testigos que contemplaron el siniestro. Los dos números de la Benemérita han remarcado que en el suelo del arcén había "rozaduras" correspondientes al golpe de las bicicletas contra el asfalto lo que, en su opinión, prueba que los dos ciclistas circulaban de manera correcta. 

Los testigos han coincidido al narrar que ambos estaban en ese arcén, de dos metros y medio de ancho y también han sido rotundos, especialmente el conductor de otro camión que circulaba detrás así como otra conductora que viajaba junto a su hijo, al declarar que el fue el camión del acusado el que se salió del carril derecho. El joven que viajaba junto a su madre, y que tenía quince años cuando ocurrieron los hechos, ha matizado que el camión "iba haciendo eses" y que advirtió  a su madre de esa circunstancia para que realizara un adelantamiento. 

Otro testigo, una Policía Nacional fuera de servicio cuando tuvo lugar el siniestro ha explicado incluso que retiró restos del camión del cuerpo de uno de los ciclistas.

Dos médicos forenses han testificado sobre las lesiones que tenían los cuerpos de los ciclistas. En el caso del fallecido, han apuntado que las heridas no eran compatibles con una simple caída provocada sólo por la cercanía física del camión ya que tras "proyectado" contra el guardarraíl presentaba un corte de 36 centímetros de profundidad que "seccionó" la columna vertebral de Jesús Negro de Paz. 

Tanto Jesús Negro de Paz como el ciclista herido, Aitor Martínez, policía municipal, eran amigos, entrenaban con asiduidad y participaban en pruebas de alto nivel. Martínez padece todavía secuelas físicas y psicológicas que han afectado a su trabajo, ya que ha dejado de patrullar y ahora se dedica a tareas administrativas.

El acusado se enfrenta a penas de prisión que llegan hasta los cinco años de cárcel así como a la retirada del permiso de circulación.