Miguel Paredes y Elena Moreno, asesinados y estigmatizados por ETA

Bilbao

'La Ventana de la memoria' recuerda en su décima entrega el asesinato por parte de ETA del matrimonio Miguel Paredes y Helena Moreno, el 6 de abril de 1990, en la Parte Vieja de San Sebastián. El matrimonio fue disparado por la espalda por un individuo a la salida de un bar. Una tercera persona, un soldado de la Marina que pasaba por allí, resultó herido por los disparos.

Tamara Paredes y su hermana quedaron huérfanas a la edad de 5 y 7 años, respectivamente. Se criaron con su abuela materna, primero, y, cuando esta falleció, con la familia paterna de Tamara. "Cuando me contaron que había sido ETA yo tenia como 10 años, pero no me contaron la verdad: me dijeron que había sido ETA, pero que se había equivocado." recuerda la joven. "Pero en el colegio se escuchan cosas. Así que me fui a la biblioteca, encontré el artículo y leí que supuestamente les habían matado por un ajuste de cuentas, les llamaban toxicómanos..."

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Tamara recuerda que "al principio lo pasé muy mal", pero también, que la versión de los periódicos no cuadraba con lo que los recurdos de su familia y su propia hermana. No fue hasta 2013, cuando COVITE contactó con ella para entregarle el sumario del caso de sus padres, cuando supo que a sus padres les habían realizado un análisis toxicológico "y no tenían ningún resto de drogas, ni marcas de consumir...quedaba descartado ese tema". "Pero", se lamenta a renglón seguido, "eso pone en el sumario. Para el resto de la gente los mataron por drogadictos."

De la mano de COVITE, de Consuelo Ordóñez, Tamara supo que ningñun político y representante institucional, salvo Gregorio Ordóñez, acudió al funeral por sus padres. "No me extrañó. Ya se sabe que los políticos y empresarios son las víctimas importantes y luego están las víctimas civiles como mis padres, que no son importantes", asegura. "Para mí, todas son importantes", añade.

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48 víctimas "desconocidas"

El matrimonio Paredes-Moreno no fue el único estigmatizado por ETA vinculándole con el mundo de la droga. Pablo Varela, historiador, está realizando la primera tesis doctoral que estudia la campaña de ETA contra el mundo de la droga en los ochenta. Varela baraja la cifra de 48 víctimas mortales en esa campaña. En su opinión, "ETA utilizó esta campaña contra la mafia de la droga para convertirse en una especie de adalid de la juventud vasca e instrumentalizar la crisis de la heroína para conseguir más apoyos".

Varela desmonta uno de los mitos más extendidos entre la sociedad vasca sobre aquella época. "No existió ningun plan del Estado para desmovilizar a la juventud vasca (introduciendo droga). No hay ninguna prueba".

Es más, el investigador sostiene que el consumo de heroína era similar a otros lugares de España, pero que la campaña de ETA sobredimensionó el fenómeno. "En Asturias era mucho mas elevado, pero se dedica la mitad de espacio en los periódicos".

La conclusión de Varela es que "la estrategia de ETA fue un éxito", porque la banda terrorista incrementó sus apoyos y porque consiguió implantar su relato  hasta nuestros días. "Tenemos una visión muy deformada de lo que ocurrió. En realidad, menos del tres por ciento de los jóvenes vascos entre 15 y 30 años tuvo un problema de adición a la heroína".

ETA y la droga, la hipocresía

Varela coincide con la periodista Aurora Intxausti en que la mayoría de las víctimas de esta campaña son unas desconocidas. Miguel Ángel Garrosa recoge las declaraciones de Intxausti en un reportaje en el que resume la campaña terrorista contra la droga, que comenzó en 1980. En el reportaje,  recuerda sus víctimas más conocidas, los vínculos de los terroristas con la mafia italiana de tráfico de drogas o el consumo de drogas por varios etarras, notorio tras la detención del jefe de comandos Txeroki en posesión de 100 gramos de hachís.