El Algar Surmenor sueña con un ascenso histórico

Cartagena

El Algar Surmenor persigue un sueño. Las algareñas tienen al alcance de la mano el ascenso a Superliga, la máxima categoría del voleibol nacional, un objetivo que no entraba en los planes del club de cara a esta temporada. Parten este jueves por la tarde, con la maleta cargada, sobre todo, de ilusión y ganas de aprender. Lo harán en un autobús del que se ha hecho cargo económicamente el FC Cartagena, evitando que las jugadoras se tengan que desplazar en sus propios vehículos.

La fase de ascenso, que se celebra en Socuéllamos, el punto más o menos equidistante entre los cuatro equipos clasificados, tiene formato liguilla y la juegan las dos primeras de los dos grupos de Superliga2. Lograrán el ascenso a la máxima categoría las dos primeras clasificadas.

La fase de ascenso comienza este viernes, cuando las algareñas se miden al conjunto local, el Kiele Socuéllamos, a las 20:00 de la tarde. Las ciudarrealenses fueron campeonas del Grupo B, dos puntos por encima del Algar, pero las cartageneras consiguieron ganarles en el Pabellón Escolar de El Algar. El sábado, también a las 20:00, se miden al Zalaeta gallego, campeón del Grupo A de Superliga2. Cerraran la fase de ascenso el domingo, a las 10:00 ante el Arroyo extremeño, consiguiendo quizá un ascenso que sería histórico. La igualdad, indican los expertos, será la tónica dominante en una fase en la que no hay un favorito claro y que se decidirá por pequeños detalles.

Con uno de los presupuestos más bajos de la categoría, las chicas algareñas han firmado una campaña excelente, con solo tres derrotas, y están muy cerca de obrar un auténtico milagro. En los 28 años de vida del club, nunca había disputado una fase de ascenso a Superliga y, en el pasado, incluso tuvo que renunciar a su plaza en Superliga2, categoría a la que se ganó regresar hace unos años.

Se trata de un proyecto de base, en el que lo más importante es el trabajo de cantera. Todas las jugadoras se han criado en la disciplina algareña, salvo dos jugadoras, la catalana Mica Rosell y la venezolana Desirée Glod, olímpica en Pekín 2008 con su selección y jugadora franquicia de un equipo que en Navidad se tuvo que despedir de su otra extranjera, la canadiense Renee Helmer.

Ellas junto a otros nombres como los de Míriam Pérez, Sandra Cegarra, Mari Camen Barón, Rita Antolinos, Carmen Saura, Andrea Lucas, Pepi Crespo, Tere Hernández, Victoria Soto, Alejandra Cegarra, Carmen Cros, Vanessa López y las gemelas Meri y Elena García, junto a su entrenador David Sánchez y su presidente y fundador Juan Sáez, tienen en su mano escribir su nombre en la Historia.