'Kooza', el retorno del Cirque du Soleil una década después

Valencia

Vuelve le Cirque du Soleil después de una década. 'Le grand Chapiteau', la inmensa carpa azul y amarilla se abrirá al público en 1 de agosto en el muelle de la Osa, en el puerto de El Musel, una vuelta a los orígenes, cuando irrumpió 'Saltimbanco' con su nueva forma de hacer circo. Fue en 2004, y detrás llegaron 'Alegría' en 2007 y 'Barekai' en 2009.

Diez años después veremos nuevamente erguirse la lona que albergará a 'Kooza'. Tardarán nueve días en hacerlo, en este circo que necesita 95 remolques para transportar el equipo de una ciudad a otra. Viajan 150 personas, medio centenar de artistas entre gimnastas, equilibristas, músicos, cantantes, contorsionistas y actores. Entre todos logran una mezcla de proezas acrobáticas y humor con una banda sonora en directo que fusiona jazz y ritmos de Bollywood.

'Kooza' cuenta la historia del Inocente, un ingenuo payaso que busca su lugar en la tierra con su cometa, incapaz de hacerla volar. Quiere descubrir un mundo resplandeciente, pero en su camino se cruza el Bromista, un personaje enigmático, astuto, con poderes sobrehumanos. Es el creador y el jefe supremo del mundo de Kooza, y siente un placer morboso cuando juega con el pobre Inocente, al que de otra forma protegen.

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También tenemos al Rey, el elemento más esperpéntico. es el rey de los tontos, con una corona que tiene vida propia y con dos bufones, los payasos, que son los únicos que lo halagan.

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Ellos son el hilo conductor de una historia que se convierte en excusa para ver auténticas proezas de artistas extraordinarios, labradas con horas y horas de entrenamiento. Todo en un set que recuerda una plaza pública que se transforma en una pista de circo presidida por la vieja torre, Bataclán; otro personaje notable que zarandea a los protagonistas dentro y fuera del foco de atención. Su decoración está inspirada en la cultura hindú, los autobuses pakistaníes y la joyería india.

Tensión

El trampolín que lanza a los artistas al aire donde ejecutan quíntuples saltos mortales, otros que harán un más difícil todavía encaramados a unos zancos. Pero también veremos pirámides humanas, cuerpos que chocan en pleno vuelo, o dos jóvenes contorsionistas que traman imágenes bellísimas. El dúo del monociclo o el imposible equilibrio sobre ocho sillas y un pedestal deslumbran, pero quizá quienes disparan nervios y aplausos son dos números. El primero, el alambre alto: dos alambres suspendidos a una altura de cuatro metros y medio y siete con seis por encima del escenario. Cada uno puede llegar a soportar una tensión de 3.000 kilos y el alma de los espectadores en vilo.

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La palma de la admiración y el sobresalto probablemente la lleve la rueda de la muerte, que gira a velocidad de vértigo accionada por solo dos artistas intrépidos que lo desafían todo.

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¿El resultado? Un nueva filigrana del Circo del Sol, números primorosos, banda sonora mestiza, vestuario impactante, inspirado en los cómics y las novelas gráficas. Y un público entregado. Hasta los más pequeños y quienes y son expertos en le Cirque du Soleil.  Habrá que esperar al uno de agosto para disfrutar en Gijón de 'Kooza', un homenaje a la tradicción circense que se ha representado ya en más de 60 ciudades de 20 países y que han visto más de siete millones y medio de personas.