"La Tierra es para siempre", una distopía para los migrantes sudeuropeos

Córdoba

Dos años sin llover. Los sudeuropeos (españoles, portugueses, griegos,…) convertidos en migrantes. Y con la migración, “con la miseria a cuestas”, el rechazo. La distopía que ha escrito el poeta Javier Vela en su primera novela “La Tierra es para siempre” (Maclein y Parker, 2019) es el retrato del viaje que haremos, los ciudadanos del sur, si no remediamos la evolución que dibujan las gráficas que atestiguan el cambio climático. “Intentaba escribir una novela sobre el presente no sobre el futuro, el problema es que el futuro está demasiado cerca”, afirma en Hoy por Hoy Córdoba.

Los refugiados climáticos, la migración por esta cuestión y no de la guerra, aunque el límite entre una cosa y la otra puede estar en unos años poco definido. Y el rechazo al moreno, que nos extrañará más que el rechazo al negro al que asistimos ahora. Y como el moreno somos nosotros, no cabrá en nuestra cabeza de españoles europeos el sentido de ese rechazo. “Pretendía poner ante la mirada de un lector del sur de Europa la posibilidad de ser otro, un refugiado”, señala Javier Vela.

¿Qué hacer cuando el trabajo en una empresa de calefacción sueca ya no tiene sentido en un verano perpetuo? ¿Qué hacer cuando el gesto de ceñirte el abrigo se convierte en un recuerdo? ¿Qué palabra usar para nombrar un lago que, ahora evaporado, no llega a fango?

El poeta y traductor, ganador del Premio Adonais y del Premio Loewe a la Joven Creación, se adentra en la narrativa con una novela tallada, donde cada palabra ha sido medida y que nos obliga a la reflexión, sino a la acción, para detener lo que viene. El hilo de la historia lo llevarán Emma, Argus y Hugo, suecos los primeros, español el último, un simple niño que migra como tantos al norte, cuando el norte ya no seamos nosotros.