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Celta de Vigo

Los fichajes son para el verano

Se cumple un mes del final de Liga y el Celta solo cerró la renovación de Escribá

Carlos Mouriño en una comparecencia pública / TELEVIGO

Vigo

Domingo 18 de mayo, Balaídos. El Celta acaba la temporada empatando 2-2 con el Rayo Vallecano. Una vez confirmada la permanencia en Primera División se iniciaba el proyecto 2019-2020. Todo hacía indicar que habría una importante revolución y que se producirían bastantes cambios en la configuración de la nueva plantilla. Pero ya ha pasado el primer mes y la única operación que ha cerrado el Celta ha sido la renovación de Fran Escribá. Ese movimiento fundamental para conocer quién sería el capitán del barcó, solamente hicieron falta 48 horas. Entrenador y presidente se daban el apretón de manos y cerraba su continuidad. Antes de irse de vacaciones, Escribá se reunió con Felipe Miñambres para trabajar en la configuración de la nueva plantilla y para evaluar las renovaciones, bajas, las no renovaciones y los fichajes. Mucho trabajo por delante con una hoja de ruta que desvelaba el presidente Mouriño en su primera comparecencia de este tiempo de entreguerras: el Celta ficharía como mínimo seis jugadores: dos centrales, un mediocentro y tres delanteros.

Pero las operaciones van despacio y el Celta es uno de los pocos clubes de la Liga Santander que no ha movido ficha hasta el momento, conjuntamente con el Huesca, Villarreal, Athletic o Espanyol. Si es cierto que el club celeste hizo un movimiento en enero, el fichaje del delantero uruguayo Toro Fernández (sucesor de Maxi) que está supeditado a que arregle sus serios problemas con la Justicia. En las últimas horas se ha vuelto a suspender la vista en los juzgados de Montevideo.

Ya ha pasado un mes y en Casa Celta siguen trabajando con mucha calma, con mucha tranquilidad pendientes del mercado, esperando que pase el umbral del 30 de junio y que baje la marea de las peticiones desorbitadas. También porque se está volcando en la Operación Retorno en la que Santi Mina se ha convertido en objetivo prioritario para Carlos Mouriño. Si nada se tuerce, Mina jugará en el Celta las próximas temporadas porque el acuerdo entre Mouriño y el jugador es total y el Valencia quiere a Maxi. Ahora hay que encajar las cifras de la operación con el Valencia que, al igual que en las negociaciones para pactar los ayuntamientos, pretende sacar el mayor rédito teniendo en cuenta su posición de fuerza (Champions). El encaje de las cifras de Maxi Gómez en el regreso de Santi Mina es otro de los aspectos a cuadrar por parte de ambos clubes con el West Ham a la espera. Los ingleses ya han demostrado que no les tiembla el pulso con la chequera y acaban de desembolsar 35 kilos al Villarreal por Pablo Fornals. Esa presión del club inglés también es importante para que el Valencia se decida rápido porque si sigue mareando la perdiz, igual se queda sin Maxi. Ya lo dijo Mouriño que el Celta no va a hacer rebajas con el delantero uruguayo.

Otra operación que ya se ha cerrado más por inacción del propio Celta, por desinterés, ha sido el adiós de Gustavo Cabral tras siete años en Vigo. Y es que la falta de oferta de renovación y las palabras del presidente Mouriño, le dejaron claro al central argentino que no contaban con él. De ahí que decidiese aceptar la oferta para irse al Pachuca. Pendiente también está Sergio Álvarez quién está en una situación similar a la de Cabral pero, eso sí, con mayor voluntad del Celta para que pueda darse su continuidad aunque sea por inercia.

También será importante ver cómo se desenvuelve Felipe Miñambres en la Operación Salida o en la Operación Para Entrar Primero Dejen Salir. Salidas por ventas importantes y salidas para oxigenar el vestuario. En el de salidas por venta importante, además de Maxi, hay nombres cotizados y codiciados como Lobotka u Okay Yukuslu que tienen buen mercado y a los que siguen muchos equipos por su proyección. Veremos hasta que grado se activa el culebrón Lobotka y Napoli y veremos si los cantos de sirena de la Premier por Okay se plasman en forma de oferta económica. El eslovaco y su representante llevan ya varias entrevistas asegurando que quieren jugar en otra liga y competición europea. Tampoco se puede descartar el Caso Jensen, inadaptado y con mala suerte en Vigo y con buen mercado en la Bundesliga. El Celta tendrá que decidir entre nueva oportunidad o buscar una buena venta para recuperar la inversión de 7 kilos que hizo el club vigués.

Con respecto a las otras salidas, las de menor calado, Hjulsager, Jozabed o Mazan ya estuvieron en la lista de transferibles el pasado año pero no encontraron acomodo en verano; si lo hizo en enero el lateral eslovaco en la Serie B italiana. Su marcha puede depender de si el Celta necesita aligerar plantilla o recuperar inversión.  También habrá que ver qué pasa con Roncaglia, Beauvue o Eckert con los que el club, en principio no cuenta, y que tendrá que encontrarle acomodo o bien con traspaso o bien con una nueva cesión.

Y después están los casos de Emre Mor o Pione Sisto. El turco cumple dos años de desencuentros, anarquismo deportivo, indisciplina e incluso indolencia a la hora de asumir sus actos y sus errores. El problema es saber en qué grado se puede recuperar parte de los 14-15 millones pagados al Dortmund. El otro caso preocupante es el de Pione Sisto. El danés pasó de ser pieza clave del tridente con Aspas y Maxi, a ser un jugador sumido en una errática y problemática senda en su día a día. Su bajón de rendimiento es alarmante y habrá que ver si es salvable o no. El final de Liga con la dieta de los 21 días de fruta o las técnicas para suprimir la mucosa del cuerpo, colgadas en las redes, hacen evaluar al Celta seriamente qué se puede hacer con estos dos casos. Obviamente también dependerá de si llegan ofertas interesantes o no.

Lo que está claro es que el 8 de julio cuando vuelva el Celta a los entrenamientos, ya con el chip 2019-2020, vamos a ver con cuántas caras nuevas se encuentra Escribá y cuántos de los jugadores transferibles ya han encontrado acomodo. Esto es muy largo. Tan largo que se ha presentado la campaña de abonados con el único aliciente de la renovación de Escribá y la llegada de Toro Fernández supeditada a la justicia. Mucho trabajo por delante y está claro que el Celta asume que los fichajes, al igual que las bicicletas, son para el verano.

 
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