Septiembre
La opinión de Juan Miguel Alonso (9/9/2019)
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Septiembre es siempre tiempo de mudanzas, aunque algunas cosas son eternas. Como por ejemplo, la estupidez de De Santiago-Juárez que a falta de mayores empresas, se dedica ahora a enredar con la capitalidad del engendro autonómico. Valladolid no necesita ser capital oficial del monstruo porque de facto ya lo es, en versión corregida y aumentada por unas políticas que han dejado al resto del territorio in articulo mortis. Que un enfermo berciano tenga que hacer mas de 400 km entre ida y vuelta para tener radioterapia no es más que la prueba del algodón, otra más, de cómo nuestros cónsules no son más que marionetas en manos de partidos que les envían cada mañana el mismo argumentario sectario y cansino. En este punto la inanidad de nuestros políticos, de los legionarios quiero decir, no es mejor ni peor que la de los zamoranos, salmantinos o abulenses. Una pena vergonzante.
Contrasta esa desidia e incompetencia natural con la diligencia a la hora de buscarse acomodo y tajada siempre y en toda circunstancia. Véase al respecto el ascenso a los altares de Juan Martínez el Majo, quién después de perder la alcaldía coyantina y la presidencia de la Diputación en un fatídico mayo encuentra ahora consuelo a su desdicha y reparación a su hacienda en la Delegación de la Junta. Promete ser muy reivindicativo con las necesidades de León. No se rían, por Dios. Denle un voto de confianza. O dos. Que es Majo.
En fin, cosinas de Septiembre, a unos días de que los tiernos infantes tomen de nuevo las aulas con sus mochilas nuevas y sus miedos viejos, atentos a ese señor calvo que les tratará de vender gramática y lecturas y que comparte con ellos idénticos temblores e ilusiones porque todo comienza de nuevo. Y nadie sabe nadar ese agua fría.