El nuevo premio Nobel de Literatura que se inspiró en el casco antiguo de Cuenca

Cuenca

El austriaco Peter Handke tiene fama de escritor aislado y algo huraño. Sus vecinos de la casa que habita en las afueras de París no saben de cierto a qué se dedica, escribe Marc Bassets en El País. Su retiro se ha visto roto tras anunciarse que la Academia Sueca le ha concedido uno de los Premios Nobel de Literatura este año. El otro ha recaído en la escritora polaca Olga Tokarczuk.

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Handke encontró en Cuenca el aislamiento que reclamaba hacia el final de la década de los 80. Por aquellos años pasaba largas estancias en España, sobre todo en Soria. En tierras castellanas encontró inspiración para escribir Ensayo sobre jukebox que se publicó en 1990.

En Cuenca frecuentó a Santiago Muñoz, gerente de la Taberna Jovi en la estrecha calle del Colmillo del casco antiguo. El propio Antonio Pérez, coleccionista y amigo de artistas como Saura, Canogar o Millares, que reside en Cuenca desde los años 70, llegó a conocer al escritor austriaco. Esta taberna es el lugar favorito del coleccionista para sus gintonics y, leído e instruido que es, no olvidemos que fue editor en Ruedo Ibérico con los exiliados españoles en París en los años 60, Antonio Pérez acabó por reconocerlo. El propio Santiago le acercó una noche un libro para que Handke se lo dedicara. Aquello fue como una revelación para el ahora Premio Nobel. Como si le hubieran alumbrado con un foco en plena cara, el escritor austriaco despertó de su aislamiento conquense y dejó la ciudad.

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Nos ha recordado esta anécdota en Hoy por Hoy Cuenca, nuestro colaborador del área de cultura, profesor y crítico de arte Jorge Monedero.