Sociedad

Muere Pepita Esparza, 'la Teresa de Calcuta murciana'

Tenía 92 años, y cada día se levantaba a las 5 de la mañana para pedir y recoger alimentos de varias panaderias y establecimientos murcianos con los que poder atender a cientos de personas que acuden en busca de ayuda a la Asociación Neri

Pepita Esparza, fundadora de la Asociación Neri, en los estudios de Radio Murcia en 2016 / Cadena SER

Murcia

Tenía 92 años, y cada día se levantaba a las 5 de la mañana para pedir y recoger alimentos de varias panaderias y establecimientos murcianos con los que poder atender a cientos de personas que acuden en busca de ayuda a la Asociación Neri, que ha presidido durante años.

Pepita Esparza ha muerto en Murcia, y Murcia la llora. Una mujer que lo dio todo por los demás.

Maestra jubilada, siempre ejerció en colegios de zonas deprimidas y se esforzó por garantizar la igualdad a través de la educación apoyando extraescolarmente a los alumnos que lo requerían, sobre todo a aquellos en riesgo de exclusión social.

En 2005 fundó la Asociación Neri de manera muy modesta para ayudar a mejorar la calidad de vida de los inmigrantes. El centro cuenta con servicio de lavandería, duchas y clases de español que ella misma impartía los siete días de la semana.

El pasado año fue reconocida su labor al recibir el Premio de Voluntariado de la Comunidad Autónoma, distinguiendo su solidaridad.

Pasó hace tres años por los micrófonos de la SER, y se ruborizaba con la comparación que habitualmente se le hacía, al considerarla “la Teresa de Calcuta murciana”. DEP.

En su memoria, sus amigos y compañeros de la Asociación Neri han redactado unas palabras "in memoriam":

FALLECE PEPITA ESPARZA, UN FARO EN LA NIEBLA

Ayer, 20 de noviembre, falleció Pepita Esparza, a los 92 años, alma de la Asociación Neri.

Los que la conocían, saben que no había nada que se le pusiese por delante. Ella era obstinada y luchadora.

Todos los días, su jornada comenzaba bastante antes del amanecer. Cerca de las nueve de la mañana, ella ya estaba volviendo a casa (en su coche), tras su peregrinación diaria por diversas panaderías y establecimientos, para recoger los productos sobrantes del día anterior, con el fin de poner un buen desayuno a muchas personas desfavorecidas, en el local de la Asociación Neri.

Personas que, desde ayer, se han quedado un poco más huérfanos, sin esta "madrecita" que tuvieron la suerte de encontrar y que, desde hacía años, incluso encorvada y dolorida, siguió luchando por ellos hasta hace muy poco. Concretamente, hasta que dentro de algo más de dos meses, su salud empeoró y las fuerzas le empezaron a fallar.

Incluso estando postrada en la cama y enferma, decía a los que estaban a su alrededor que le ayudasen a levantarse, que se tenía que ir, que tenía cosas que hacer. Para ella no había freno a la tarea que se había propuesto ofrecerle a Dios: cuidar de las personas con menos recursos.

Para ella no había obstáculos ni falta de tiempo. Una de sus frases era "Si quieres pedir algo, pídeselo a una persona ocupada".

Durante el día, no sólo se dedicaba a dar de desayunar, y preparar ropa u otros recursos básicos para ayudar a los necesitados, sino que incluso en su propia casa daba clases de español a muchas de estas personas que iba conociendo, e incluso acogía a algunos de ellos en su casa. Ella fue maestra de profesión y de vocación, siempre en colegios marginales, y continuó su labor docente fuera de las aulas, con aquellos que más lo pudiesen necesitar.

Nadie sabía de dónde sacaba las fuerzas, porque ni una persona 50 años más joven podía llevar su ritmo. Era realmente admirable e irrepetible. Ella seguro que diría que la fuerza se la daba su fe, y desde luego que llevó las enseñanzas de Jesucristo hasta los últimos extremos. Y, con su ejemplo, consiguió devolver la fe a muchos que la habían perdido.

Las personas que la conocieron nunca olvidarán su pequeño tamaño, su espalda encorvada y, sin embargo, su sonrisa "siempre puesta", su valentía, su tesón, su amabilidad y sus ganas de ayudar absolutamente a todo el que se lo pedía. Para ella no había fronteras, y en sus manos todo se multiplicaba, incluso el tiempo, si se trataba de ayudar a los demás.

Ayer un familiar bromeaba diciendo que seguro que se había enfadado con San Pedro, diciéndole que aún le quedaban muchas cosas por hacer.

Ojalá que su labor pueda continuar gracias a otras personas, como a ella le habría gustado, y que se siga atendiendo a todas esas personas que, día a día, recurrían a ella.

Ella fue un ejemplo de solidaridad absoluta, en todos los sentidos, y debería ser un referente para esta sociedad donde hoy parece que hay una tendencia creciente a excluir al diferente, al extranjero, olvidando que todos somos ciudadanos del mundo, y que ninguno hemos elegido dónde nos ha tocado nacer, ni qué realidad nos ha tocado vivir.

Algunas la han llamado la "Teresa de Calcuta" murciana. Ella decía que eso era una ofensa a Teresa de Calculta. Pero lo que está claro para todos los que la conocieron es que Pepita fue un faro en la niebla, y luz en las tinieblas. Parecía que iba a ser eterna, pero no pudo ser... Hay personas que no deberían morir nunca. Ella siempre vivirá y brillará en el corazón de los que la conocieron.

Descansa en paz, Pepita. Todo lo que has sembrado, seguro que dará fruto abundante.

El entierro se celebrará hoy, 21 de noviembre, a las 15.00 en el Tanatorio de Jesús, Murcia. Después se conducirá al cementerio de Balsapintada.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00