Sociedad

Ara Malikian: "La música en nuestra familia es más que música, es sobrevivir, es la vida"

El violinista libanés de origen armenio ha sido el protagonista de la segunda charla del Congreso del Bienestar y las Bellas Artes

Cartagena

La segunda sesión del Congreso del Bienestar y las Bellas Artes ha estado dedicada a la música. Concretamente, a la figura del violinista libanés, de origen armenio, Ara Malikian, y su azarosa carrera. Primero se ha proyectado el documental 'Una vida entre cuerdas', dirigido por su mujer, la directora Nata Moreno, en el que repasa su vida desde sus orígenes en Beirut como hijo de unos refugiados armenios, hasta el presente, como un músico reconocido a nivel nacional.

Malikian comienza con una anécdota en la que explica que su familia le debe la vida a la música, concretamente al violín. Su abuelo, en su juventud, salvó la vida gracias a que un hombre se sacrificó por él, le dio su instrumento y pudo pasar la frontera durante el genocidio turco hacia los armenios, donde se produjeron más de un millón y medio de asesinatos. Por eso, dice sin dudar, en su familia “la música no es solo música, es sobrevivir... es la vida”.

Su padre fue el que le inculcó el germen de la música, que su abuelo antes había plantado en él. En sus orígenes trabajaba en un taller de televisiones, que fue destruido por una bomba en el contexto de la Guerra Civil libanesa, por lo que acabó dedicándose de forma exclusiva al violín, haciendo a su hijo seguir sus pasos. “Todavía hoy me siento culpable si un día no practico”, reconoce.

Un fotograma del documental 'Una vida entre cuerdas', de la directora Nata Moreno, sobre la vida de Ara Malikian / Encarna Lorente (Cadena SER)

Recuerda como tenía que bajar al garaje durante los bombardeos en Beirut y su marcha a Alemania, completamente solo, para seguir formándose. Como inmigrante, admite haber sufrido episodios de racismo, que intentaba evitar alisándose el pelo y depilándose las cejas, “para parecer más europeo”. Además, para evitar ser deportado, tuvo que fingir estar enfermo y operarse de las amígdalas sin necesidad. El desconocimiento del idioma alemán le metió en más de un lío, como cuando reconoció sin saberlo que era judío y tuvo que actuar en varias bodas hebreas.

Paradójicamente, su primer amigo en Alemania fue un turco, un país que había protagonizado el genocidio hacia su pueblo. Reconoce que tardó “dos o tres años” en contárselo a sus padres. Durante este tiempo, en el que también estuvo en Londres, tocaba en las calles para sobrevivir y solo pudo salvar su violín de un incendio en su vivienda en el que perdió todo lo demás. . Finalmente pudo darse a conocer, al principio en el marcado chino, que posteriormente le fue abriendo puertas en otros lugares. En España estuvo siete años en la Orquesta Sinfónica de Madrid como concertino.

Sin embargo, la vida le ha llevado por otros derroteros. Lo que anteriormente era un sueño, tocar en una gran orquesta, “ahora es la antiinspiración”. Opina que hoy en día en las academias de música “no te enseñan a soñar” y que hay que "devolver la música clásica al pueblo". Por eso reconoce que su música no la compone para que recuerden sus temas para la posteridad, sino para el tiempo presente.

Tras la proyección ha tenido lugar un encuentro entre la directora del documental y directora artística de los conciertos del violinista, Nata Moreno, el propio Ara Malikian, y la periodista Ayanta Barilli, que ha moderado la charla, con el título "El placer de la música".

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Moreno ha recordado la grabación del documental, la búsqueda del material y el viaje a los orígenes de Malikian. Considera que ha sido complicado analizar la vida de su marido, al ser una persona muy cercana a ella, pero que tenía una historia “que tenía que ser contada”, pese a las reticencias iniciales del violinista.

Malikian admite que no le gusta contar su vida pero que el documental fue “una terapia”, un recorrido que resultó sanador. También ha recordado la impresión que le produjo regresar a su casa de la infancia 30 años después y la relación con su padre, que tenía mucha más autoridad que él con su hijo, que no quiere tocar el violín.

Miguel Meroño (Cadena SER)

Cree que el documental no es solo una historia de vida, sino de lo que está pasando en el mundo, con conflictos bélicos y problemas sociales. De niño no sabía que en otros países no había guerra, directamente pensaba que la vida era así en todo el mundo. También ha repasado la historia de su violín, que tiene “el alma rota” y cree que no es tan importante el precio de los violines, que pueden alcanzar los 15 millones de euros, sino las manos en las que se pone. La charla ha vuelto a resultar un éxito y ha vuelto a llenar la sala B del Auditorio El Batel.

 
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