Así se gestó la declaración de Córdoba como Patrimonio de la Humanidad
Tras 25 años de la declaración del casco histórico de Córdoba como patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, hacemos memoria sobre cómo se elaboró el expediente y recogemos las reflexiones sobre cómo los equilibrios necesarios para conjugar vida y turismo en el espacio protegido
Córdoba
El 17 de diciembre de 1994, la UNESCO amplió la declaración de Patrimonio de la Humanidad que ya ostentaba la Mezquita de Córdoba a todo el casco histórico. En estos días se conmemora el 25 aniversario de aquel logro, detrás del cual hubo mucho trabajo y poco tiempo para acometerlo.
Pedro Roso era director de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Córdoba, una institución presidida entonces por Herminio Trigo. Para convencer a la UNESCO de las bondades del casco histórico había que hacer un expediente y, para ello, la maquinaria municipal debía ponerse en marcha con mayor celeridad de la habitual. Era el 9 de septiembre de 1993 cuando, tras la aprobación por parte del pleno municipal, Roso recibió el encargo del alcalde de constituir una comisión informativa especial para impulsar el expediente que pretendía la ampliación de la declaración que ya lucía la Mezquita. “Era un tema controvertido”, recuerda Pedro Roso, pues esa declaración conllevaba y conlleva “muchas más obligaciones que derechos”.
21 días para hacer el expediente
La comisión se constituye cinco días después, el 14 de septiembre, presidida por el alcalde y con la representación de los grupos municipales, pero desde el encargo verbal del día 9, Roso había puesto en marcha el trabajo. El plazo de entrega final, fijado para el 30 de septiembre, obligaba a ello.
Herminio Trigo delegó la presidencia de la comisión en Juan Carlos Hens, concejal de Cultura de IU, el PSOE estaba representado por Juan Ignacio González Merino y el PP por Antonia Luisa Sola; Inocencio Ruiz ejercería de secretario y Pedro Roso de invitado. El trabajo que tenían que realizar les obligaba a “obrar con rapidez, completar el expediente y pedir una entrevista a la entonces ministra de Cultura del gobierno de España”, Carmen Alborch, que habría de incluir la propuesta de Córdoba en la lista indicativa. A Roso le encomiendan ese trabajo y, convencido de que era prácticamente imposible hacer un buen expediente y entregarlo en el plazo requerido, el día 21 de septiembre, en un informe llegó a proponer que lo oportuno era “aplazar un año más” el reto para tener “todas las garantías necesarias”. “Hay que hacerlo, y tú lo vas a hacer bien”, dice que fue la respuesta del alcalde.
“Llegué al ministerio 15 minutos antes de que cerraran el registro”
Roso paralizó otros trabajos que tenía entre manos y buscó ayuda en personas de su confianza. En realidad, no se trataba de un equipo oficial, pues los trámites que marca la administración hacían inviable otra opción. Eran personas que desde su “voluntad” decidieron ayudar: los profesores de la Universidad Pedro Ruiz y Ángel Estévez, Rafael Ruiz, bibliotecario municipal, Juan Serrano, arquitecto municipal, los arquitectos de la Mezquita, Gabriel Rebollo y Gabriel Ruz Cabrero y el geógrafo de la Gerencia Municipal de Urbanismo, Francisco García Verdugo, para el que el ex alcalde de Córdoba Manuel Pérez ha tenido unas palabras de recuerdo en Hoy por Hoy Córdoba.
Así se gestó la declaración de Córdoba como Patrimonio de la Humanidad.Entrevista a Pedro Roso y Juana Pérez Girón
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Los requerimientos para ser declarados Patrimonio de la Humanidad eran, entre otros, “estar en la lista indicativa, delimitar el perímetro afectado de forma precisa a través de un mapa, rellenar tres formularios en ingles y francés” y lo más importante: “completar un expediente que evidenciara los valores artísticos, históricos, paleontológicos, arqueológicos, estenográficos o científicos del bien cultural” que justificaran su inscripción en la prestigiosa lista. El 29 de septiembre, apenas 3 semanas después de que se produjera el primer comentario sobre este encargo, habían elaborado una memoria de 34 páginas con todos estos detalles al que acompañaron 12 carpetas con anexos.
En aquellos años, tuvieron que trabajar sin presupuesto, con un equipo al margen de lo oficial, cargados de voluntad y recortando horas de sueño.
En Hoy por Hoy Córdoba, Pedro Roso ha rememorado cómo fue la secuencia de estos hechos y ha participado en una conversación junto a Juana Pérez Girón, presidenta del Consejo de Distrito Centro, sobre lo pretendido con aquella declaración y lo ocurrido durante estos 25 años en el casco histórico.