Trabajar y, a la vez, cumplir condena en la cárcel

Zaragoza

El objetivo principal es facilitar su inserción laboral en el futuro, cuando vuelvan a la calle; aunque para muchos, esos trabajos también son una forma de ayudar a sus familias mientras cumplen condena.

Cualquier preso condenado puede acceder a formación para el empleo con el objetivo de trabajar en dos tipos de empleos. El gerente de la Entidad Estatal de Trabajo Penitenciario y Formación para el Empleo, José Suárez Tascón explica que se ofertan talleres de servicios donde se emplean personas para la hostelería, panadería y otros servicios. Además, pueden recibir la formación de empresas externas que llevan su actividad al centro penitenciario.

Fijándonos en los trabajos propuestos por empresas externas, el mercado laboral aragonés de dentro de las cárceles y el de fuera se parece en algunas cosas, "son empresas relacionadas con el ramo de la automoción "aunque a veces "las empresas no quieren que se conozca donde realizan su actividad por temas de marketing". No todos los que quieren trabajar, encuentran empleo, pero es la junta de tratamiento de cada uno de los centros la que se encarga de hacer la selección.

Hay diferencias entre el régimen laboral general y el especial que se aplica a los presos, y de ahí surgen la mayoría de las quejas. Lo subrayaba en Zaragoza hace unos días Xavi González de la Rivera, el magistrado del Juzgado de lo Social número 3 de Barcelona, en una charla organizada por el Colegio de Abogados.  González de la Rivera lo tiene claro: el régimen especial de los presos debería acercarse mucho más al general. Lo primero sería contar con transparencia en el tema de la retribución "que se sepan los módulos de pago del salario, esto es absolutamente opaco, no hay nada".

En Aragón, sí se sabe que los 630 presos que trabajan dentro de cárceles reciben 180.000 euros de media, solo salen unos 285 euros. González de la Rivera también pide más implicación a los sindicatos y a las empresas les recrimina "el uso y abuso" que hacen en algunos aspectos, por ejemplo el hecho de "no dejar rastro de que se ha trabajado allí".

Ahora mismo, entre las tres cárceles aragonesas, hay 1.923 presos. De ellos, unos 170 son preventivos, que no entran en los programas de formación ni de inserción laboral.