Las palas entran en el poblado gitano de la Conservera Celta

A Coruña

Las palas han entrado hoy en el poblado gitano de la Conservera Celta de A Coruña. Han derribado tres infraviviendas, dos de ellas habitadas, lo que ha provocado un fuerte enfrentamiento entre los agentes de la Policía Local y los chabolistas y se ha saldado con varios heridos leves. La situación ha generado gran revuelo entre los habitantes de este asentamiento que, aunque asumen que tienen que irse de allí, reconocen que A Pasaxe es "su vida" y que su medio de trabajo, la chatarra, la ría, las ferias y la venta ambulante, no es compatible con un piso.

Gonzalo, padre de familia, relata cómo ha sido el proceso: "Éramos unas 40 familias, han ido desalojando a trancas y barrancas y al final hemos quedado 17. Ya sé que hay que salir del agujerito, nos tenemos que socializar con los vecinos, pero las condiciones que tenemos nosotros pues no nos dan para pisos".

Las cifras

En la Conservera Celta permanecen malviviendo 17 familias, lo que se traduce en unas noventa personas en total, muchos menores e incluso bebés de meses. El asentamiento lleva 40 años en pie. Las parcelas donde hoy se han realizado los derribos han quedado sin limpiar de escombro y acotadas por bloques de piedra por parte de los operarios municipales, con el objetivo de que no se produzcan nuevos asentamientos.

El derribo de tres infraviviendas, entre ellas un galpón y una furgoneta, se ha vivido con tensión entre las familias y con la ingenuidad de varios niños muy pequeños de uno y dos años que jugueteaban entre la chatarra, los cristales, los juguetes rotos y la basura. Los otros menores deberían estar en el colegio.

Los afectados dicen desconocer qué va a pasar con ellos: "No sabemos aún si vamos a quedar nosotros porque han tirado tres chabolas alrededor, estuvieron los antidisturbios de pelea con los de aquí porque tiraron una chabola sin el consentimiento del dueño".

Historias de chatarra, ferias y barracas

De media, cada núcleo familiar tiene 5 hijos a su cargo y sobrevive trabajando en la chatarra, faenando en la ría de O Burgo, en las ferias ambulantes y en las barracas de las fiestas.

"Yo nací en el Hospital de Labaca, llevo aquí 36 años, media vida; para mí esto es el reino, nos hemos acostumbrado a esta vida, a este ambiente", reltata un padre de familia del poblado que dice que no quiere su vida para los más jóvenes. "Los chavales aquí ya no tenían que estar, lo veo lógico, lo que he vivido yo no quiero que lo vivan mis hijos", señala. Tiene 5 hijos, todos menores.

La Concejala de Bienestar Social, Yoya Neira, asegura que el derribo de hoy es el inicio de muchos con el objetivo de desmantelar el asentamiento de forma definitiva. Pone el foco en los menores: "Vamos a seguir trabajando para que en el menor tiempo posible, podamos acabar con ese asentamiento y que esas familias puedan tener acceso a viviendas y a situaciones dignas; sobre todo porque hay menores. El levantamiento y la indignación tiene que venir de que no podemos estar permitiendo como sociedad que haya niños viviendo en esas condiciones".

Confía en que la eliminación del asentamiento se produzca durante este mandato.