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Entre el infinito y el cero

La columna de Rafa Gallego - Entre el infinito y el cero (21/02/2020)

La columna de Rafa Gallego - Entre el infinito y el cero (21/02/2020)

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León

Definitivamente lo digo, me has echado en el abandono y en lugar de maldecirte, ya sabes: en mis sueños te colmo de bendiciones. No hay espacio en tu agenda. Lo he leído sin verlo, porque sé que esas cosas pasan y lo comprendo. Es solo que me parece que es confortable este abandono al que me acostumbro y ya no lloro nada que no sean lágrimas negras. No espero nada de ti, soy León.

A medida que crecemos le vamos importando menos al mundo. Lo decía, por lo que sea, un profesor de Ingeniería en una charla con alumnado de segundo de Bachillerato. Es verdad que siempre pensamos que los ingenieros no tienen corazón, que son como el gigante del cuento y que se mueven acostumbrados a la exactitud de sus procesos, reduciendo el mundo a ecuaciones, diagramas y estudios de materiales. La verdad es que no sé si es eso lo que hacen los ingenieros, porque lo que yo sé de ellos es otra cosa. Puedo decirte que uno de Telecomunicaciones me descubrió a Sábato, por ejemplo, o que uno de Montes me abrió las puertas del María Guerrero, del Español o del Reina Victoria: me enseñó a entrar en los teatros con entrada de claque. Y este ingeniero de ayer, con su corazón en la mano, hablaba de cómo nos cuidan desde que somos bebés hasta la adolescencia y cómo, a partir de ahí, el mundo ya no se ocupa de nosotros, incluso llega un momento, por lo que sea, que se olvida de que hayamos llegado a existir.

Ya. Ya sé que lo estás pensando. Ya sé que me vas a decir que puede que eso sea verdad, pero que luego, por lo que sea, volvemos a necesitar de los cuidados que teníamos cuando niños, que volvemos a esa segunda infancia en la que el mundo vuelve a girar en torno a nuestra necesidad. Un jardinero de amor siembra una flor y se va. Otro viene a cuidarla, ¿de cuál de los dos será? No es así la canción, claro que no, pero, por lo que sea, me ha apetecido cambiarla. Me encanta esa expresión tan de Cansado: “por lo que sea”. Expresa muy bien lo cansado que es todo. Por lo que sea, Ábalos no tuvo espacio en la agenda para venir ayer a Mansilla; por lo que sea, los empresarios piden una fiscalidad propia; por lo que sea, el día se escapa y el mundo nos olvida una porción más, otro segmento de amnesia, una fracción de abandono, un poco más en el límite cuando el incremento de equis tiende a cero. El incremento de equis, ¡qué concepto!

Entre el infinito y el cero. Lo que me sorprende es este abandono de lágrimas. Lágrimas negras, aunque me cueste morir. Entre el cero y el infinito todos los números. Un infinito negativo y uno positivo abrazando la realidad.

 
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