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Ana Quijada: ¿Qué tal si "coeducamos" ahora que estamos confinados?

Ana Isabel Quijada, orientadora y actual coordinadora provincial de convivencia e igualdad

Ana Isabel Quijada. / Cadena Ser

Linares

Releyendo en estos días de confinamiento, un libro de Mª José Urruzola sobre coeducación, empiezo a imaginar cómo podríamos aprovechar este momento tan anómalo en nuestras vidas, para mejorarla.

Estamos en una situación más que propicia para que hombres y mujeres, de tú a tú, compartamos dos aspectos primordiales de la corresponsabilidad en el ámbito privado como son: asumir de manera equitativa las obligaciones que conlleva la crianza de los hijos e hijas y trabajar en conjunto por el bienestar en la casa en algunas de sus variables como la gestión de los conflictos y la organización de las tareas y de los tiempos.

Para no ser excesivamente teórica, voy a dar propuestas concretas que ayuden a entender lo que significa trabajar coeducativamente.

Respecto a la corresponsabilidad voy a centrarme en dos rutinas diarias en todas las casas como son la alimentación y la limpieza.

Empecemos por la alimentación. Planifiquemos en familia, un menú quincenal saludable (propongo quincenal porque de ese modo evitaremos ir al supermercado más veces de las necesarias). Cada miembro de la familia, se debe comprometer en la elaboración de un plato o comida al día (da igual la edad, un niño o niña muy pequeño puede encargarse de coger la fruta del frutero y poner una pieza a cada uno de los comensales en la merienda, un niño o niña un poco más mayor puede hacer un sándwich y así gradualmente en función de la edad y de los conocimientos culinarios aumentamos la complejidad). No desaprovechemos este momento para enseñar a cocinar. Las cocinas de nuestras casas son, tal y como afirma el pedagogo italiano Tonucci: “talleres de ciencias increíbles en los que por falta de tiempo casi nunca les hemos dejado experimentar”.

La limpieza de la casa también es una responsabilidad que debemos asumir todos y todas independientemente de la edad o el género. Pensad en familia qué podéis hacer al respecto. Escribid en una hoja todas las tareas necesarias para mantener la vivienda limpia y saludable y asignar cada una de estas tareas a las personas que en ella cohabitan, buscando el equilibrio más justo y proporcionado.

Al final del día, podéis revisar las tareas realizadas y comprobar cómo se están ejecutando, será un buen momento para autoevaluarnos y sentir la satisfacción de haberlo hecho o reconocer ante los demás que no hemos estado a la altura. Si fuera este el caso, demos como familia una segunda oportunidad recordándole que nos necesitamos y que sabemos que lo puede hacer bien. Dicen que existe una tribu africana que tiene una bella costumbre. Cuando alguien hace algo perjudicial o comete una equivocación, llevan a la persona al centro de la aldea y toda la tribu viene y lo rodea. Durante dos días le dicen todas las cosas buenas que esa persona ya ha hecho. La tribu cree que cada ser humano viene al mundo como un ser bueno y que cada uno de nosotros, busca en su paso por la vida seguridad, amor, paz y felicidad. Pero a veces, en la búsqueda de esas cosas, las personas cometemos errores.

La comunidad ve aquellos errores como un grito de socorro. Entonces, todos se unen para reconectarlo con quien es realmente, hasta que se acuerda totalmente de la verdad de la cual se había desconectado temporalmente: “que es una buena persona”.

La realización de estas tareas ayudará por un lado a cada uno de los participantes a mejorar su empatía, su autonomía, su responsabilidad y su autoestima y por otro al conjunto de personas que conviven a mejorar las relaciones interpersonales y a comprender lo que significa la interdependencia positiva.

Aplicar estas dos propuestas ayudará a crear un nuevo sistema de valores en los que prime la cooperación frente a la competitividad, el ser comprensivo frente al ser agresivo, el ser una autoridad moral y equitativa frente el ser una autoridad impositiva y patriarcal, el ser autónomo y eficaz de manera progresiva a ser dependiente e incompetente en el espacio privado.

Espero y deseo de todo corazón que esta realidad que estamos viviendo nos permita recapacitar y cambiar para mejorar como sociedad, porque puede y así lo creo, que tal y como dice esa tribu africana “somos buenas personas”.

 
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