"Siento miedo, pero también mucho orgullo"

Córdoba

El colegio mayor de Nuestra Señora de La Asunción acoge a los primeros profesionales sanitarios que han querido instalarse en estas dependencias de la UCO para permanecer así aislados en su tiempo de descanso, entre turno y turno atendiendo a pacientes de coronavirus ingresados en el Hospital Reina Sofía

Desde el pasado miércoles, el colegio mayor les ofrece habitación individual, servicio de limpieza y lavandería así como desayuno, almuerzo y cena ofrecido por la cafetería del Hospital Provincial. Todo de forma gratuita.

Por ahora son siete los profesionales que han optado por alojarse allí, entre los que se encuentra Teresa Delgado, auxiliar de enfermería que presta servicio en el módulo A de la planta de neumología, la tercera, conocida desde hace semanas como "Zona Cero" del Covid19.

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Miedo a contagiar a su familia

Natural de Montoro, Teresa nos cuenta que vive en Pozoblanco donde le esperan su hija, de 15 años, y sus suegros, que son muy mayores. El temor a contagiarles le llevó a solicitar este alojamiento en cuanto tuvo noticia de su puesta en funcionamiento. "Era una situación muy estresante para mí porque no quería mezclarme con ellos y tampoco iba a renunciar a mi trabajo", confiesa.

Instalada en una habitación individual con vistas a los jardines que rodean el colegio mayor, Teresa reconoce que "ahora que sé que no voy a contagiar a nadie estoy mucho más tranquila". Y como ejemplo nos cuenta que "nunca había dormido tanto como ayer".

Trabajar en la "Zona Cero" del coronavirus

Trabajar en la planta donde son tratados los enfermos de la Covid19 no es fácil. Para Teresa "lo más duro es ver a los más jóvenes que están muy solos". Aunque enseguida aña que que "también me dan muchísima pena los abuelillos".

Esta veterana auxiliar de enfermería no duda en reconocer que cuando empezaron a llegar los primeros pacientes de coronavirus a la tercera planta del Hospital Reina Sofía "aquello era un caos", pero ahora, asegura, "ya estamos mejor organizados". Además, "estamos muy unidos, y eso ayuda mucho".

Teresa nos cuenta que han adquirido experiencia, que la comunicación con los neumólogos también ha mejorado y que ya tienen hasta sus propios trucos para evitar, por ejemplo, que las gafas del incómodo traje de protección se les empañen continuamente: "les echamos unas gotitas de Fairy".

Pero aunque las cosas estén mejor que al principio, el material de protección sea más eficaz y los protocolos de actuación estén mejor adaptados, Teresa reconoce que trabajar en la tercera planta del Reina Sofía supone "una mezcla de nervios, miedo, pero también de orgullo".