Sociedad

Maldito seas, coronavirus

Nos distancia. Nos hace vivir alejados de quienes más queremos y arrebata muchas vidas. Pero pronto le ganaremos la partida

Trabajadores chinos analizan a una persona / Kevin Frayer (Getty Images)

Aranda de Duero

Hoy es un día más. O un día menos. Puede verse como se quiera, pero no por ello vamos a dejar de estar como estamos. En la 'cárcel'. Porque nuestras casas no tienen barrotes, pero nos sentimos igual. Atrapados, solos aunque haya compañía, o acompañados de alguna manera aunque estemos solos.

Esta es la realidad que nos toca vivir. Una que no desería ni a mi peor enemigo. En mi caso, y en mi casa, tres semanas sin familia, sin pareja, sin amigos... y sin abuelo, al que perdí hace días (no por este virus) y no pude despedir.

Un virus tan letal como inhumano, que solo te permite abrazarte a ti mismo. Que solo te permite respirar aire puro en contadas y excepcionales ocasiones. Un virus que te aleja más de quienes ya tienes a distancia, si dejas que la falta de aire afecte a tu mente. Pero no. No me da la gana. De aquí hay que salir más fuertes que nunca.

Porque este virus también nos va a ayudar. A extremar las precaciones, a ser más previsores, higiénicos y cuidadosos. A valorar más a quienes nos rodean, o a los que queremos que nos rodeen. Nos ha hecho añorar el contacto físico. Un viaje fugaz. Una tarde con la persona que quieres. Una salida noctuna en buena compañía. Pero sobre todo, nos ha abierto los ojos.

Porque ahora vemos a ese policía que nos quería multar sí o sí como un héroe. Ahora ese médico que parecía no tener mucha idea está salvando vidas. Esa cajera que se equivocaba al pasar los artículos se juega la vida por un peligro que no está pagado. Ese agricultor que se quejaba tanto por lo que es suyo, se ha callado para que no nos falte nada en la mesa. Y así un sinfín de ejemplos. De gratitud inmensa y merecida.

Este virus inhumano nos ha humanizado. Nos ha despertado miedo, pero también esperanza. Nos ha generado tristeza y soledad, pero también ha desempolvado solidaridad. Nos ha hecho sentirnos más vivos, aunque por dentro una parte de nosotros haya muerto. Porque cuando todo esto pase, el mundo no volverá a ser igual. O no debiera ser igual. Porque muchas personas nos habrán dejado. Y un viaje fugaz, una tarde con la persona que quieres o una salida noctuna en buena compañía podrá recuperarse. Pero esas vidas ya no volverán. Maldito seas, coronavirus.

Jorge Alvarado

Jorge Alvarado

Periodista. Responsable Digital de la SER en Aranda. Presentador de Hoy por Hoy Peñafiel y El Banquillo...

 
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