Luis Frechoso: "Los ciudadanos se han echado a la calle a hacer ejercicio"

Asturias

Dicen los expertos que, en materia de nutrición, esta pandemia también ha supuesto un gran cambio y la extensión de problemáticas que muchos no habían vivido aún en sus rutinas, caso del llamado hambre emocional.

Este es uno de los conceptos que más se han escuchado durante estos días. Se trata de un trastorno alimentario que utiliza la comida como anestésico de lo que sentimos. Durante estas semanas, los ciudadanos han experimentado situaciones de estrés que les han podido llevar a asaltar la nevera sin ni si quiera apetecerles comer o como respuesta al aburrimiento por las largas horas en casa. Si lo que encontrábamos en la nevera o la despensa no era precisamente fruta y verdura fresca sino procesados o alimentos de picoteo, lo más probable es que esta "afición" nos haya provocado un aumento de peso.

Desde el Colegio de Nutricionistas del Principado su presidente, Luis Frechoso, explica científicamente cómo se produce este proceso en A vivir que son dos días Asturias. Todo apunta a la hormona cortisol que se genera con el aumento del estrés y nos da la sensación de alivio produciendo placer al comer. Algunos pacientes con los que los colegiados también han tenido contacto telemático, "llegan preocupados porque, durante el confinamiento, debido al gasto energético muy reducido, el hambre emocional les ha hecho mella", apunta el máximo responsable del Colegio.

"Es más sencillo deshacerse de ello con organización" explica, añadiendo que "lo mejor es no tirar de alimentos procesados y así si debemos picar entre horas al menos dar al organismo alimentos beneficiosos, como fruta cortada fresca de la nevera", aconseja.

En el lado positivo de los efectos provocados por el confinamiento, Frechoso apunta las ganas con las que la población ha desempolvado sus zapatillas deportivas, las bicicletas o patines y se ha lanzado a hacer deporte o al menos salir a caminar.