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El Sporting entierra sus opciones en Almería

Un gol en el minuto 90 destroza las cuentas de Djukic y castiga a un equipo carente primero de puntería y luego de soluciones

Djurdjevic y Costas pugnan durante el Almería-Sporting / LaLiga.com

Gijón

Y este cuento se acabó en Almería. La imagen de todos los futbolistas del Sporting apiñándose en torno al árbitro en el minuto 95 del partido de Almería cruzando los dedos para que señalara un penalti sobre Carmona resultaba icónica, reveladora de una temporada en la que el Sporting se ha convertido en la Cofradía del Clavo Ardiendo, siempre haciendo cábalas y confiando en combinaciones milagrosas que le permitieran mantener la esperanza y no asumir el desastre. El penalti, pitable, tendrían que haberlo convertido en gol y, en todo caso, sumar un punto no le hubiera servido de mucho a un Sporting que lucha contra sí mismo, contra el calendario y contra la lógica. Un Sporting que quiere estar arriba sin marcar goles, ni cuando domina el partido ni cuando no. Si las cuentas de Djukic eran buenas y su equipo tenía que ganar cuatro de los seis últimos partidos para aspirar al playoff, la batería de la calculadora ya está agonizando. Solo un milagro arreglaría el curso.

En líneas generales el Sporting no hizo un mal partido en Almería, aunque resultó insuficiente. La nota media es aceptable, pero la segunda parte bajó bastante la de la primera. El Sporting empezó el partido dominador, mandón, pero inofensivo, sin profundidad ni ocasiones. El rival, bien por voluntad o bien por falta de fuelle, le cedió completamente la pelota a los gijoneses, renunciando incluso a la presión alta. Y el Sporting tocaba, elaboraba, combinaba pero con nula profundidad y ni medio tiro a puerta. ¿Sabía el Almería que su rival no aprovecharía la posesión o es demasiado suponer y, simplemente, el equipo andaluz anda asfixiado? Si la opción correcta es la primera, cabría entender que los andaluces contaban con robar y montar un contragolpe, pero no tuvieron ni el más mínimo éxito. Si era la segunda, choca con la reacción tras el descanso.

El Sporting tiró una vez a puerta en toda la primera mitad. No fue fruto de una jugada elaborada sino de un regalo del rival, de esos que el equipo gijonés era especialista en aprovechar. Hasta hoy. Manu García robó un pase que a Costas se le quedó corto y optó por chutar en lugar de dársela a Djurdjevic, que le acompañaba en la acción. Es imposible saber cuál de las dos opciones tenía más riesgo; la realidad es que el disparo de Manu fue flojo y lo repelió el portero.

En la segunda parte el Sporting tuvo otra, aún más clara. Pudo ser el gol de la jornada, pero el fantástico lanzamiento de falta de Pedro Díaz, con rosca y superando la barrera, se estrelló en el palo.

A partir de ese momento, el Almería espabiló. El partido empezó a jugarse en campo del Sporting y Mariño tenía que intervenir varias veces para evitar el tanto local. La banda izquierda del Sporting era un coladero por el que Balliu entraba como un puñal. Por ahí llegó el primer aviso: un centro suyo lo transformó en gol Fran Villalba pero el tanto fue anulado por falta previa del centrador sobre Aitor.

No hubo la misma suerte en el minuto 90, cuando Balliu volvió a entrar solo por la banda derecha sin oposición de Cordero, Molinero midió mal y De La Hoz marcaba de cabeza el gol que parecía acabar con toda esperanza del Sporting, no ya en el partido sino en la temporada.

Quedó un atisbo de esperanza para no volverse de vacío, con el golpe que recibió Carmona en el área y que perfectamente pudo convertirse en un penalti para los rojiblancos, pero ni el colegiado ni el VAR tuvieron a bien pitarlo. La decepción es mayúscula porque, aunque el Sporting duerme a tres puntos del playoff, la distancia puede aumentar en las próximas horas. El milagro está, hoy, un poco más lejos.

Jugando mejor o peor, al Sporting le pesan demasiado sus carencias. El gol es una misión casi imposible, más cuando le toca jugar a Djurdjevic. El equipo no muerde y se queda en corrección y posesiones sin profundidad. Djukic, al que nadie le niega el lastre que se encontró y el orden que le ha dado defensivamente al equipo, no tiene capacidad de sorprender con sus decisiones. Los cambios son previsibles y reiterados. Delantero por delantero, medio por medio. Nunca sorprende, nunca altera el guión. La cantera sigue apartada; ni un soplo de aire fresco les dejan aportar. Salvo sorpresa mayúscula, el final de temporada no promete emociones fuertes para los sportinguistas, sino la enésima decepción.

David González

David González

Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...

 
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