El color de la terraza de un bar sin cocina gana al COVID en Puertollano

Puertollano

Ha sido una de las estampas del verano en Puertollano. Una plaza iluminada por mil colores, una terraza zen, un rincón iridiscente al cobijo de árboles  habitados por pequeñas hadas, y en definitiva, un negocio que funciona. Algo tan común y a la vez tan insólito en estos tiempos. Sobre todo si el establecimiento es hostelero

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La historia gana en asombro cuándo la dueña de este local, un karaoke con una larga vida nocturna a sus espaldas y que para más inri no tiene cocina ni sirve más comida que tapas frías y desayunos, explica que la idea de montar terraza por primera vez, invirtiendo en mobiliario y duplicando el personal contratado, la tuvo en plena primera ola del coronavirus, en un momento de enorme incertidumbre económica y laboral para todos los autónomos, y especialmente los del sector hostelero. Dónde todos vieron los molinos de la crisis, ella intuyó los gigantes de la oportunidad. Y arriesgó. Y como contaban Judith Moreno y Paco Navarrete en Cadena SER, han ganado. Y es una alegría, y un alivio, poder seguir contando historias como la del Jardín Mágico Magdala de este viejo karaoke de Puertollano