La guardiana de la albufera

Cartagena

LA GUARDIANA DE LA ALBUFERA

Hace solo dos semanas que las tortugas bobas criadas en cautividad en Calblanque nadan libres, gran noticia, y una desde que se habla de un Parque Acuático en Cabo de Palos, que parece un chiste de los malos, sino fuera porque no es un farol. El proyecto, de un empresario de la zona, se llama disco-resorts. Lo que viene a ser que detrás de los toboganes y las piscinas está, oh, sorpresa, la megaconstrucción. La alegoría triste al Mar Menor sigue. Hace horas que han disparado a un polluelo de flamenco, y esta nueva crueldad de algún cobarde con escopeta quedará, como todo lo demás, impune.

Cuando ya estamos bien seguros de que nuestra maltratadísima laguna solo puede ser un Parque Regional para estar a salvo del ladrillazo depredador, parece que el modelo desarrollista garrulo, pan para mí ahora y ruina en pocos años ataca por varios flancos, porque en San Javier también se habla de otro resort similar. La inversión privada no puede ser a costa del Medio Ambiente, eso es de primero de responsabilidad social, mucho más ahora, cuando el mundo sabe qué de tanto destrozar la Naturaleza habemus pandemia. Y que el Mar Menor se muere. Hay alternativas de futuro sostenibles. Mucho por hacer y trabajar.

Hace sólo cuatro días se ha visto la mejor cara de la gente en la playa de Villananitos, cuando ha pasado un año justo desde que murieron tres toneladas de peces y crustáceos en la orilla, donde agonizaron boqueando. Los vecinos lloraban porque no sabían cómo ayudarlos. Hoy también lloran cuando se acuerdan. El gobierno regional no ha movido un dedo. Los vertidos siguen matando fauna y agua. El pasado fin de semana, para recordar el ecocidio, centenares de personas han vuelto a esa zona cero donde quedó inerte en la arena el aliento de aquellos seres. Se les invocó, en una oración hecha de salitre y sol entre canciones, cruces, banderolas con caballitos, voces quebradas por la emoción. Más de cuarenta organizaciones que, como en el milagro, se multiplicarán. Esa gente de futuro, el único capital que el Mar Menor tiene. Esa gente que piensa y siente, la guardiana de la Albufera.

Nazarena Balaguer.