El Sporting le da emoción a una victoria que pudo ser escandalosa

Gijón

Este Sporting parece ir muy en serio. Superado ya un quinto del campeonato, el equipo gijonés está demostrando ser uno de los mejores de la categoría. Es segundo, está en ascenso directo, suma 19 puntos y demuestra que, al margen de los méritos que tiene David Gallego, mimbres había. ¿Para qué? En este momento, nadie se atreve a aventurarlo. Pero para soñar y ser optimistas, seguro. La victoria en Alcorcón, con más sufrimiento del necesario, confirma el crecimiento de este equipo, pero también deja a la vista su principal carencia: si tuviera algo más de gol, este Sporting podría arrasar. En Santo Domingo, en todo caso, con dos goles fue suficiente. Aunque hubo que sufrir. Habrá que quedarse con aquello de que ganar con emoción se celebra incluso más.

El Sporting sigue creciendo sobre la figura de Manu García, que está más enchufado que nunca. Pero no solo. Si en la primera mitad en Santo Domingo el mediapunta volvió a demostrar que pocos le igualan y casi nadie le supera en calidad en esta categoría, en la segunda emergió la figura de José Gragera, otro canterano que puede darle tardes de gloria al sportinguismo. El centro del campo lo completó Pedro Díaz, también baluarte del Sporting presente y ojalá del futuro, aunque su actuación fue más discreta. Y en el capítulo de canteranos destacados, al margen de al cada vez más consolidado Guille Rosas hay que añadir al renacido Borja López, soberbio una vez más en el centro de la zaga.

Viendo el nivel futbolístico del equipo, los sportinguistas se mordían las uñas viendo cómo pasaban los minutos y el gol no llegaba. Para variar. El recital de pases filtrados y acciones de calidad de Manu García se quedaba en nada. Djurdjevic estaba espeso: no supo aprovechar un pase con su compañero que le dejó a las puertas del área para chutar de primeras (¡ay, esa zurda!) ni un fallo de la defensa alfarera para picarla por encima del portero.

Con todas las ocasiones claras que tuvo, el serbio acertó cuando menos se esperaba: se aprovechó de la confianza de David Fernández para estirar la pierna y de un puntapie convertir en gol una acción sin demasiadas expectativas.

El Sporting debió rematar la faena en ese momento. Pero apareció entonces la version escopeta de feria. Imposible fallar más ocasiones claras en menos tiempo. Constantes mano a mano con el portero tirados por la borda: primero Djuka, luego Aitor García, sorprendentemente también Manu García. El sportinguismo empezaba a asustarse. Como el Alcorcón tenga una...

Y la tuvo. Sosa marcó con un disparo lejano a falta de un cuarto de hora para el final. Increíble, pero cierto. De una posible goleada a la posibilidad de empatar o incluso perder. Afortunadamente, el equipo gijonés reaccionó rápido: un robo y una acción rápida que pasó por las botas de Pedro Díaz y acabó en las de Aitor, que esta vez no perdonó, batiendo al portero del Alcorcón de disparo cruzado. Con más sufrimiento que el que la ocasión merecía, pero los tres puntos viajan a Gijón. El equipo, por las nubes; la ilusión también.