Política
Elecciones EE UU 2020

Jingle, Macarena o Playlist: la presencia de la música en las elecciones americanas

Un amplio repaso por la música seleccionada por los candidatos americanos para sus campañas electorales

Elecciones en Estados Unidos / DAVID MAXWELL EFE

Pamplona

Cualquiera de nosotros podemos tararear uno de los jingles de los partidos mayoritarios en España, pero seguro que también nos acordamos de La Macarena en la convención demócrata de 1996 o de las famosas lista de Obama con Rosalía o Manu Chao. Y es que en EEUU, una vez más, le dan una pequeña vuelta al asunto y hace tiempo que decidieron utilizar temas de artistas consolidados como elemento de unión entre candidato y votante. Esto se se consolida allá por 1988, cuando encontramos que ambos candidatos utilizan un tema recurrente en sus mítines; los demócratas van con Neil Diamond “America”, un tema que ensalza las cualidades del sueño americano, las libertades, las puertas abiertas del país de las oportunidades. Mientras, el candidato republicano, George Bush padre, elige el icónico “This Land is Your Land de Woody Guthrie. Un tema de 1944, de las raíces de la música americana y con uno de los temas más emotivos que conozco sobre ese país. Lo que al responsable de campaña de George Bush padre se le olvidó mirar fue que Woody Guthrie era uno de los iconos de la izquierda americana y no con medias tintas. Este hombre militaba en un sindicato de origen social-anarquista y escribía a diario en el periódico del Partido Comunista. Pero, no pareció importale mucho al votante, ya que George H.W. Bush ganó esas elecciones.

Jingle, Macarena o Playlist: la presencia de la música en las elecciones americanas

Desde 1988 hasta la actualidad han cambiado mucho las cosas. Y la música ha ido tomado un papel más importante en campaña. Obviamente con artistas apoyando o criticando a los candidatos. Varios casos similares a los de Bush padre de candidatos republicanos eligiendo canciones de artistas no afines para sus campañas, gente como Bon Jovi o Bruce Springsteen – abiertamente demócratas- sonando en mítines republicanos. Pero quién se puede resistir a poner “Born in the USA” en una situación así. Como en muchas otras cosas de campaña, la vuelta de tuerca la dio Donald Trump. En las primarias de 2016 usó este tema para trolear, a su contrincante Ted Cruz; sembrando dudas sobre su nacionalidad. Insinuando que Ted Cruz quizá “was not Born in the USA”, ya que nació en Canadá y es de padre cubano. Omitió que su madre era americana, suficiente para que la ley norteamericana considere a Ted Cruz como ciudadano americano nacido en el extranjero.

Donald Trump ha usado constantemente la música como marca de la casa. Ya como presidente de EEUU, intentó regalarle a Kim Jong-un, tras su encuentro en Singapur, un disco firmado por Elton John –uno de sus artistas fetiche- con la canción “Rocket Man” – apodo que usaba Donald para el presidente norcoreano.

Durante estas elecciones, la música ha seguido siendo parte de su estrategia como podemos ver en su playlist de campaña. Estilos tirando a tradicionales, clásicos del pop y rock principalmente, con un toque country. Ocho artistas negros, cinco artistas femeninas dentro de una selección de unas cincuenta y pocas bandas. Muchas de ellas afines a candidatos demócratas. Eso si, cuanto más se queja el afectado/a, más a gusto parece Trump darle al play. ¿Adele se quejó en 2015 de que ponía sus temas, no? Pues este año repite. Neil Young parece molesto con que se use “Rockin` in the Free World” y además apoya abiertamente a Bernie Sanders. No pasa nada, pon dos temas más. Mikel Stipe se quejó en 2015 del uso de “This is the End of the Word” de REM, pues en 2020 metemos esa y “Everybody hurts”. ¿Que a Mick Jagger le molesta “Satisfaction”? Pues en vez de un tema de los Stones ¿pongo dos? ¿Tres? No, venga ¡diez! Y así con muchos/as otros/as artistas enfadados/as con el uso de sus canciones. Pero como en muchas otras situaciones, Donald Trump tiene talonario y por mucho que amenazaran con denunciarle, el neoyorkino ya había pagado una licencia general que le permitía usar cualquier canción de plataformas musicales al más puro estilo americano “all-you-can-eat”. Podría parecer que Trump lo hace con ganas de reírse a la cara. Sí en parte sí. Uno de las ocasiones que más a gusto se despacha con sus haters musiqueros es en un momento de precampaña en octubre de 2019 en el que se mofa de algunos de ellos, con unas declaraciones que vienen a decir, “Nunca me olvidaré, allí estaba yo en un mitin en un pabellón lleno de gente, con unos periodistas que sé que me odian, mirándose con cara de incrédulos como ¡qué está pasando! Y si, lo sabían. Y me dieron ganas de decirles: si, aquí estoy y no me ha hecho falta ni Beyoncé, ni Jay Z, ni el enano de Bruce Springsteen…. – para ser presidente -”. VIDEO

Pero todo parece seguir la estrategia comunicativa del magnate americano. Hacer públicas sus debilidades musicales, por muy pro-demócratas que sean, porque a la mayoría de ciudadanos, no les importa la tendencia política de sus artistas, siempre y cuando sigan haciendo la música que se espera de ellos/as. Esa estrategia de Trump, de parecer uno más, con esa arrogante “sinceridad” que le hace no esconderse ni en música, ni en temas de raza, ni de su trato con mujeres, ni en algo tan impensable hace unos años, como una rueda de prensa con el presidente ruso o norcoreano.

Por el contrario, el partido demócrata no tiene grandes conflictos con músicos. Tiene una nutrida lista de celebrities musicales entre sus apoyos; Beyoncé, Jay Z, Taylor Swift o la estrella del country Willie Nelson. Uno de los que más adeptos ha captado es el candidato en primarias Bernie Sanders, la esperanza de la izquierda del partido demócrata, que un año más, a pesar de ser uno de los más populares, queda relegado al papel de wannabe o quizá de troleado por el establishment del partido. El caso es que el senador por Vermont ha conseguido sacar de la apatía política a una parte importante del sector musical. Su lista de apoyos da para hacerse un 4 días de Coachella. Extensa, muy variada y con bien de cabezas de cartel. Estrellas de lo comercial como Cardi B, Miley Cyrus, Ariana Grande o Dua Lipa. Cabezas del folk rock como Neil Young, Billy Bragg o Bon Iver. Grandes nombres del “underground” como: The Strokes, Jello Biafra (Dead Kennedys), Michael Stipe (REM), Kim Gordon – Thurston More (Sonic Youth). Y consolidados del hip hop como Snoop Dogg, Public Enemy, M.I.A o Residente (Calle 13). Entre los apoyos de Bernie Sanders y la mano de la candidata a la vicepresidencia Kamala Harris, dando una toque de aire fresco a la playlist de campaña con temas de Migos, J Balvin o Kendrick Lamar, han conseguido tamizar la imagen de “señor mayor tocón” del ahora contrincante de Donald Trump. Joe Biden lo ha intentado, pero no se le ve muy suelto en cuanto a momentos musicales. Un ejemplo, mitin de campaña 2020 en Florida, Joe Biden es presentado por Luis Fonsi, antes de hablar pone en el móvil “Despacito”. Un guiño a la comunidad latina, un gigante dormido que en 2020 ya supera a la afroamericana en porcentaje de votantes no blancos. En el video de la escena se escucha silencio, la gente parece no entender que haya nada gracioso, ni novedoso (siendo Despacito un hit de 2017) y mientras se le oye a Fonsi por detrás con una risa de circunstancias.

Circunstancias que cambian con el paso de los años; el voto latino, el empoderamiento de la mujer o la importancia del trato que reciben los afroamericanos por parte de la policía. Elementos y situaciones que son parte de la agenda política americana y que se ven reflejadas en el uso que hacen los candidatos de la música. Herramienta que cada vez gana más protagonismo, no sólo como acompañamiento sonoro en mítines, si no como instrumento de defensa y ataque en campaña electoral. EEUU marca tendencia en comunicación política, pero en España la cosa está muy verde en este campo. ¿Veremos a Pedro Sanchez bailando un tema de J Balvin? ¿A Casado metiendo a Ismael Serrano en una de sus playlists?

 
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