El Sporting pasa de la gloria al desastre

En cuestión de minutos, el Sporting pasó de la ilusión desbordada a la frustración absoluta. De tener absolutamente encarrilada una victoria que le situaba al nivel del Espanyol a ver cómo una irregular UD Las Palmas, desaparecida en el primer tiempo, le arrollaba y le dejaba sin premio. El Sporting no fue el Sporting en Gran Canaria, al menos durante 45 minutos. Ese equipo fiable, regular, seguro defensivamente y que en el primer tiempo tuvo más acierto que casi nunca de cara a gol, se quedó en el vestuario al descanso. El que saltó al campo a las 21:00 hora canaria fue todo lo contrario y, por no tener, no tuvo ni fortuna.

Fue, sin duda, el partido más raro de los disputados por el Sporting esta temporada. Al descanso el equipo morado (cada vez menos veces se puede decir lo de rojiblanco) se retiraba a la caseta sin haber tenido rival. Sin haber jugado extraordinariamente bien al fútbol, ganaba 0-2 y se mostrado preciso, dominador, con las ideas claras y con Djurdjevic en estado de gracia. El serbio se reencontró con el gol al transformar un penalti que le hicieron a él mismo tras un pase magistral de Manu García al más puro estilo Laudrup, con la cabeza girada hacia el lado contrario a la trayectoria del balón. El portero de Las Palmas arrolló a Djuka y éste le engañó con su disparo raso desde los once metros.

Más mérito tuvo el segundo gol del serbio, que partió desde una posición ajustadísima pero legal, ya que Álex Suárez rompía el fuero de juego. El control de Djuka al pase de Gragera fue perfecto y también lo fue la definición con la diestra ante Domínguez.

Parecía imposible que el Sporting pudiera perder un partido así, contra un rival tan tocado como Las Palmas y porque, además, al cuadro gijonés nunca le habían marcado dos goles en el mismo partido en las catorce jornadas anteriores. Ni el más agorero podía imaginar lo que pasaría.

Pepe Mel reaccionó con un doble cambio y alteró completamente el desarrollo del partido. El cuadro canario pasó de no oler el balón a arrollar al Sporting. Avisó Clemente con un disparo desde la frontal que Mariño envió a córner con apuros. Y en ese saque de esquina llegó el 1-2: Djurjdevic no despejó bien en el primer palo, el balón golpeó en el cuerpo de Borja López y quedó muerto en el área para que Róber González, más rápido y atento que Babin y Pablo García, batiera a Mariño.

Sin tiempo para recuperarse del susto, el mismo futbolista ponía las tablas en el marcador. González tiró un gran desmarque que no le pasó desapercibido a Kirian. El delantero se fue de Borja López, hizo un control muy preciso y ejecutó a la perfección.

El asunto no tenía buena pinta. El Sporting no mejoraba; tampoco con los cambios. Gallego solo hizo tres, de los cuales únicamente Gaspar aportó algo en ataque. Vista la ineficacia rojiblanca, lo mejor era cerrar el partido y darse por contentos con el punto. Pero una mala decisión de Pablo Pérez, que en lugar de apoyarse en un compañero desmarcado se la quiso dar a otro que tenía dos rivales encima, propició un contrataque letal, conducido por Claus Mendes. El futbolista amarillo se resbaló en la frontal del área, pero en su caída tuvo tiempo de asistir a Espiau, que acompañaba la jugada y batía a Diego Mariño.

Apenas quedaba tiempo para salvar el más mínimo botín. Un remate de cabeza de Pablo Pérez fue la única ocasión para equilibrar un partido en el que el Sporting desperdició dos goles y la oportunidad de adelantar al Leganés. No es ningún drama perder un partido pero sí es lamentable tirarlo por la borda después de tenerlo tan de cara.