Sociedad
TEIDE DE ORO

El año que descubrimos a los esenciales

El año que descubrimos a los esenciales, por Lourdes Santana

El año que descubrimos a los esenciales, por Lourdes Santana

09:21

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Canarias

Queridos oyentes y amigos de Radio Club Tenerife: Esta es la primera vez, desde que hace treinta siete años se crearon los galardones Teide de Oro, que no podremos celebrar la Gala de entrega en la que homenajeamos a los mejores de nuestra Isla.

Por responsabilidad decidimos suspender nuestro evento más querido y entrañable pero hoy dedicamos nuestra programación a los premiados: El personal de los hospitales y Atención Primaria de Tenerife que ha arriesgado sus vidas y las de sus familiares para cuidarnos a todos.

Eduardo Galeano, el poeta que nunca renunció a la utopía de un mundo más humano, sin oprimidos ni excluidos, se lamentaba de este mundo al revés. De este mundo patas arriba que en contra de nuestras esperanzas nos resigna a padecer la realidad en lugar de cambiarla, nos hace olvidar el pasado en lugar de escucharlo y nos lleva a aceptar el futuro en lugar de imaginarlo.

Este ha sido el año en que el mundo se nos ha puesto del revés. La pandemia de la Covid 19 es el acontecimiento más disruptivo que hemos experimentado en nuestras vidas. Nunca antes habíamos vivido en estado de cuarentena global. Jamás pudimos imaginar que nos enfrentaríamos a un Estado de Alarma que nos encerraría en nuestras casas. Hemos asistido a medidas extremas de distanciamiento social. Medidas que se han tomado, ante un Leviatán sanitario, por decisión de los Estados democráticos.

Esta pandemia ha alterado nuestra vida hasta un punto que nunca pudimos imaginar, poniendo en riesgo el comercio, el turismo, la actividad del ser humano y nuestra propia sociedad tal y como la conocemos.

El coronavirus ha paralizado la vida y la economía de buena parte del planeta y nos ha dejado unas Islas vacías de turistas. El frenazo en seco de nuestro principal motor económico ha supuesto que en solo ocho meses nuestro Producto interior Bruto haya caído 11.000 millones, el doble de lo que perdimos en la anterior crisis.

Nuestra renta regional caerá a menos de 35.000 millones, una cifra inferior a los 42.000 millones en la que se colocó en 2008 por el impacto de la gran recesión. Y sin turismo apenas hay empleo en el sector privado. En paro o sostenidos por un ERTE se encuentra ya el 35% de la población activa. Las cifras son demoledoras.

Como siempre, los más pobres se están llevando la peor parte. Eso no ha cambiado. Pero en esta ocasión la crisis ha servido para recordarnos quienes son los trabajadores imprescindibles para nuestra supervivencia.

Lo esencial está representado por profesiones y tareas poco glamurosas. Esas que están ahí, que vemos, pero que casi nunca miramos. Hasta hoy. Como dijo Antonio Muñoz Molina: «Nos ha hecho falta una calamidad como la que ahora estamos sufriendo para descubrir de golpe la importancia suprema del conocimiento sólido y preciso, para esforzarnos en separar los hechos de los bulos y distinguir con nitidez inmediata las voces de las personas que saben de verdad, las que merecen nuestra admiración y nuestra gratitud por su heroísmo de servidores públicos»

Durante mucho tiempo, la sociedad ha sido triplemente necia. No solo no hemos sido capaces de identificar lo esencial, sino que también hemos confundido valor con precio. Y, para terminar de estropearlo todo, hemos equiparado por abajo –y, en consecuencia, despreciado–, el valor y el coste de los servicios esenciales. Ahora nos toca a los demás reconocerles su valor. Por eso este año hemos decidido otorgar los Teide de Oro a todos los trabajadores que han arriesgado su salud y la de sus familias para cuidarnos a todos y para dar la mano a quienes se despedían de este mundo sin la compañía de sus familiares.

Este ha sido un año de ruina para la mayoría. Porque las oportunidades solo las divisan los más visionarios, los que nunca renuncian a perseguir la utopía.

Lo único que permanece inalterable es nuestra voluntad de superar las dificultades. Una determinación que simboliza nuestro Teide, que permanece igual de majestuoso, imponente y soberbio/, ajeno a nuestros vaivenes y adversidades.

Ese Teide testigo de nuestra historia, nos enseña que todo pasa y él sigue ahí. Que la nieve viene en invierno, pero se va en verano. Y que después de cada noche vuelve a salir el sol.

Con ese símbolo queremos premiar esta noche al personal de limpieza, de cocinas, celadores, enfermeras y enfermeros, auxiliares, personal administrativo, de gestión y sanitario de nuestros dos grandes hospitales públicos y del Servicio de Atención Primaria por el ejemplar trabajo realizado durante un año inédito que ha tensionado y puesto a prueba la solidez de nuestra sanidad pública.

Todos nosotros nos emocionábamos cada tarde cuando salíamos a nuestros balcones a animar con nuestros aplausos a quienes luchaban en primera línea contra un virus mortal y muy contagioso sin contar, en muchas ocasiones, con los equipos de protección adecuados, ni con la información suficiente para vencer el miedo a lo desconocido. Porque todos nos estrenamos en el miedo, pero solo unos pocos tuvieron que enfrentarlo en la primera línea de fuego.

A mitad de mayo, en España, más de 50.000 de los 274.000 casos de contagios eran profesionales sanitarios, una de las cifras más altas del mundo.

Un 40% de los fallecidos en el mundo dentro de la profesión médica fueron médicos de familia o médicos de urgencias. Y en Canarias, conviene recordarlo, la tasa de contagios entre el personal sanitario fue muy elevada en la primera ola.

Fueron momentos difíciles que nos enfrentaron a una situación compleja, inesperada e incierta, que provocó un estrés importante en la sociedad y en nuestros sistemas de salud. Una calamidad a la que tuvieron que hacer frente sus responsables políticos y gestores. Todos hemos aprendido y sufrido con la pandemia, pero mucho más quienes tuvieron que tomar decisiones difíciles en los momentos de mayor oscuridad e incertidumbre.

Lo positivo, sin duda, es que muchos que hasta ayer defendían políticas de reducción de los servicios públicos del Estado hoy reclaman todo lo contrario.

La sociedad pide más intervención estatal y maldice los programas de austeridad que golpearon de lleno la sanidad pública, pilar fundamental de nuestro modelo de convivencia.

Y como toda moneda tiene su cara y su cruz, frente al estrés de una sociedad basada en el consumo y un excesivo individualismo, la naturaleza y la humanidad han reconquistado territorios usurpados.

En nuestro aislamiento, estamos redescubriendo la comunidad. En nuestra confusión, estamos repensando en quién confiamos. En nuestra fragmentación, estamos redescubriendo el valor de las instituciones. El valor de los demás y la importancia del otro en nuestras propias vidas.

Los medios de comunicación también somos actores de ese mundo. Y como sector esencial, los trabajadores de Radio Club Tenerife y de la Cadena SER hemos tenido que prestar un servicio público en condiciones muy complicadas. Radio Club mantuvo su compromiso con esta Isla y con Canarias sorteando las adversidades de esta pandemia.

Sus trabajadores estuvieron ahí, al pie del cañón invisible de las ondas, relatando lo que estaba pasando en nuestros hospitales, en nuestras residencias de mayores y acompañando a quienes, en la soledad, buscaban a sus voces más familiares y queridas.

Hemos apostado por la información frente al ruido de unos y la propaganda de otros. Y para ello hemos recurrido a voces expertas. Nunca antes habíamos entrevistado a tantos profesionales sanitarios y científicos. Y esta noche de agradecimientos me van a permitir una mención especial a Amós García Rojas, jefe de Epidemiologia del Servicio Canario de Salud, por haber transmitido durante todos estos meses a nuestros oyentes lo que había que hacer y saber en cada momento.

Queridos amigos y amigas: En la SER nos movemos en una doble vocación: defender el mundo de justicia social y libertad en el que creemos y relatar de manera verídica lo que ocurre.

Contarle a la gente las claves de los asuntos que les afectan. Y hacerlo desde la prudencia, el compromiso y el respeto a la veracidad.

Esta radio cercana trata de explicar cada día la compleja realidad de una tierra en la que más de un cuarto de millón de personas padece un paro irremediable e inaceptable. Una tierra donde miles de familias viven al borde de la exclusión social. Donde perviven unos porcentajes aterradores de pobreza severa y a la que llegan cada día cientos de africanos que buscan en Europa un proyecto de vida que no tienen en sus propios países.

Esa es la realidad de la que hablamos cada día en los micrófonos de un medio que se quiere sentir al lado de todos y todas los que nos necesitan como el altavoz de sus necesidades, sean del color que sean.

Y hacerlo nos genera enemigos, lo sabemos. Porque en ese viaje solo vamos cogidos de una mano: la de la verdad. Y la verdad, en ocasiones, es una compañía que nos hacer ser incómodos.

Pero el deber de un periodista es informar y no fomentar el odio, la falsedad o la arrogancia. La noticia debe servir para aumentar el conocimiento del otro, el respeto del otro. Algunos desalmados se han dedicado a crear y propagar bulos, incluso fabricados de manera muy sofisticada, con el único fin de hacer daño, de emponzoñar la sociedad en la que todos vivimos. Son comportamientos que no debemos ni podemos permitir si queremos legar a la próxima generación una sociedad mejor y menos tóxica.

Llevamos 86 años sirviendo al pueblo de Tenerife y de Canarias. A la gente que vive, trabaja y busca su futuro aquí.

Son los que nos han vuelto a dar el liderazgo de la radio en Tenerife y en toda Canarias de manera amplia. Nuestro mayor compromiso es con ellos y solo con ellos.

En este casi un siglo de vida, la radio ha tenido voces distintas y protagonistas diferentes. En todo ese tiempo, siempre hemos sabido que al otro lado de los micrófonos están los verdaderos dueños de la información: Los miles de hombres y mujeres que nos escuchan cada día. Y en este año de crisis brutal hemos decidido reforzar nuestra apuesta por esta Isla. Hace apenas unos días estrenamos nuevas y modernas instalaciones tras cuarenta años en la Avenida de Anaga, una sede que es ya parte de nuestra historia y desde la que contamos el nacimiento de una Democracia que si algo nos han enseñado es que nuestro bienestar es un trabajo coral, un esfuerzo colectivo de unas personas que han empezado algunas cosas y de otras que las han terminado y han empezado otras nuevas.

Desde diferentes ideologías, desde visiones distintas, pero casi siempre con el horizonte de trabajar por el bien común como hacen cada día los profesionales que hemos premiado esta noche.

Y ya que hablamos de trabajar por el bien común tengo necesariamente que felicitar y dar las gracias a quienes siempre lo han hecho pero nunca como en este tiempo de calamidad que hemos vivido.

Nosotros, en la radio, hemos sido testigos diarios de su entrega, de su generosidad y de su servicio público. De su capacidad de superación cuando en los primeros momentos tuvieron que afrontar situaciones de incertidumbre y de falta de información. Ellos son los trabajadores de Atención Primaria de Tenerife, del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria y del Hospital Universitario de Canarias.

El ejército que se enfrentó en la primera línea con la mayor amenaza que hemos vivido en nuestras vidas. Los que nos atendieron, nos comprendieron, nos cuidaron y se expusieron por todos nosotros. A ellos les damos una parte de nuestro corazón porque tenemos con ellos una deuda impagable por su entrega.

No somos nosotros los que les distinguimos, son ustedes los que nos honran a todos y nos hacen sentir orgullosos de todo lo bueno que tenemos en Tenerife.

Muchas gracias a todos los que nos acompañan cada día desde el otro lado de la radio. GRACIAS por su apoyo y reiterada lealtad a nuestra forma de hacer las cosas y el compromiso de seguir haciendo lo que sabemos hacer, lo que queremos hacer, lo que más nos gusta hacer.

Les decía antes que caminar de la mano de la verdad no es un viaje fácil. Pero como dijo Bertrand Russell, la verdad es mucho más incómoda cuando tratas de ocultarla.

Nosotros somos aquello que decía Eugenio Scalfari, el fundador del periódico Italiano La República. “Periodismo es gente que le dice a la gente lo que pasa a la gente”. Y eso somos nosotros. Ni más ni menos. Sin trampa, ni cartón. Sin servidumbres y sin ira. Con respeto, pero con firmeza. Y siempre con lealtad a quienes nos mandan, que son quienes nos escuchan.

Esta es, amigas y amigos, la Radio de Tenerife y de Canarias. Una radio de todos y para todos, abierta, plural, comprometida y rigurosa. Cuídense mucho esta Navidad tan especial e inédita para que el año que viene podamos celebrarla con nuestros familiares. Nuestro mayor deseo para 2021 es poder contarles el final de la pandemia y la recuperación económica de nuestras Islas.

 
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