Sociedad
Coronavirus Covid-19

Personal de la residencia de Ondara se encierra voluntariamente

El grupo de cinco trabajadoras, entre ellas la directora, permanecerán en el centro las 24 horas, durante dos semanas, hasta la aplicación de la segunda dosis de la vacuna

Residencia Mare de Déu de la Soledat de Ondara. / Ayuntamiento de Ondara

Ondara

Personal de la Residencia Mare de Déu de la Soledat de Ondara inicia, hoy, un encierro voluntario, durante dos semanas, para evitar contagios, hasta la aplicación de la segunda dosis de la vacuna contra la COVID-19.

La incidencia acumulada de Ondara (actualmente de 1.247,46 casos por 100.000 habitantes) y de toda la comarca ha motivado al personal de la Residencia Mare de Déu de la Soledat de Ondara a realizar un encierro voluntario en el centro durante dos semanas, permaneciendo allí las 24 horas del día, con el objetivo de impedir que la COVID-19 entre en la residencia en estos momentos, que son críticos por la grave situación que se vive en la comarca.

A la espera de la administración de la segunda dosis de la vacuna a los residentes y personal, prevista para el 28 o el 30 de enero, un grupo de cinco trabajadoras de la residencia, entre las que se encuentra su directora, Paqui Ferrando, ha decidido, de forma voluntaria, no salir de este centro hasta que se administre la segunda dosis. Luego deberá pasar una semana más para adquirir la tan ansiada inmunidad, pero para entonces esperan que la incidencia en la comarca ya haya bajado y se pueda volver a la rutina normal.

Durante estas dos próximas semanas, desde hoy 18 de enero y hasta el 30 de enero (la primera dosis de la vacuna la recibieron el pasado 9 de enero), el personal de la residencia va a quedarse sin salir las 24 horas, dentro de la residencia (a excepción del personal de cocina y lavandería, que funcionarán con normalidad pero sin entrar en la residencia).

Lo hacen, como recalca la directora, Paqui Ferrando, “de forma voluntaria, para preservar la seguridad y la salud de nuestros residentes”, y también, añade “para preservar nuestro estado mental”, puesto que afirma “el trabajo físico no pesa tanto como la parte psicológica que hemos tenido desde marzo y que se ha ido complicando mucho”, siempre sufriendo por poder ser ellas, las trabajadoras, las causantes de un posible contagio entre los residentes; un grupo especialmente vulnerable. Para evitar este riesgo, ahora estarán recluidas en el centro durante dos semanas.

Al respecto, el alcalde de Ondara, y presidente del Patronato Mare de Déu de la Soledad, José Ramiro, ha loado la decisión del personal de la Residencia de Ondara, asegurando que “es admirable que estas personas, voluntaria y desinteresadamente, opten por permanecer en el centro para cuidar a nuestros mayores y evitar que se contagien”, y ha mostrado su esperanza en que con la llegada de la segunda dosis de la vacuna a la Residencia de Ondara, se supere esta crisis sanitaria sin haber tenido infectados entre los residentes, como hasta ahora.

 
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