El caso Máster o la maestría para engañar y dañar a la Universidad

Albacete

Las vicisitudes del Caso Máster, que mantiene imputada a la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, nos permiten reflexionar sobre el respeto que algunos políticos tienen hacia la Universidad y la valoración que hacen del esfuerzo que supone alcanzar determinado rango universitario.

Le presto atención esta semana porque coincide con la presentación de los Trabajos de Fin del Máster en Abogacía de la Universidad de Castilla-La Mancha, necesario para inscribirse en cualquier colegio de abogados. Los profesores que tutelamos a los estudiantes para que realicen ese Trabajo pasamos horas discutiendo con ellos acerca de su contenido y de su redacción.

La Fiscalía le imputa a la ex Presidenta de la Comunidad de Madrid haber inducido la falsificación del Acta que dio por aprobado ese Trabajo de Fin de Máster bajo la sospecha de no haberlo presentado. Cifuentes se sienta en el banquillo bajo una petición de 3 años y 3 meses de prisión.

El caso fue conocido por una investigación periodística de eldiario.es, y tras una primera declaración de la afectada negándolo todo (algo bastante usual), enseguida pasó a “renunciar al Máster” (como si se pudiera “renunciar” a un título universitario, que es oficial y público) y ahora, en sede judicial, declara que “estuvo buscándolo” pero no lo encontró, dice que porque realizó varias mudanzas.

Como dijo la Audiencia Provincial de Madrid cuando la imputó: “no hay rastro de ese trabajo” y cualquier estudiante sabe que deja un rastro informático indudable. Los estudiantes nos envían por correo electrónico sus borradores, que corregimos y devolvemos igualmente por correo electrónico. Es prácticamente imposible que no quede ningún rastro de ese intercambio, si el trabajo existió.

No, Cifuentes, no vale presionar a la Universidad que depende de tu cargo público para obtener el Máster sin esfuerzo, gratis; pero es peor aún la mancha que deja sobre una Universidad Pública, como la Rey Juan Carlos, cuyo prestigio ha sido dañado gravemente por este y otros casos similares, y de cuya calidad docente puedo dar testimonio por haber evaluado varios de sus títulos. Ese daño no se está juzgando en la Audiencia Provincial de Madrid y es el peor de todos.