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Merino dispara a la Real

La Real Sociedad gana 1-0 contra el Levante en el Reale Arena y se coloca a sólo tres puntos de los puestos de Champions. Los donostiarras merecieron haber goleado a un rival muy tocado anímicamente

Merino remata a portería contra el Levante / Juan Manuel Serrano Arce Getty Images

San Sebastián

Extraña victoria de la Real Sociedad contra el Levante en el Reale Arena. Extraña por lo exiguo del marcador. Porque ahora deberíamos estar hablando de una goleada escandalosa, pero el resultado final es de un demasiado corto 1-0 con gol de Mikel Merino. Los donostiarras pasaron literalmente por encima de los granotas, que demostraron que no se han levantado todavía del mazazo en la Copa y que la eliminación copera les ha dejado muy tocados. El equipo levantino fue una sombra de sí mismo, y la Real coleccionó ocasiones y fallos incomprensibles delante de la portería de Cardenas. Con todo, el fútbol no suele tan cruel, y esta vez le dio el triunfo a quien realmente lo mereció y lo buscó, una Real que a pesar de lo corto del marcador hizo un gran partido, pasó literalmente por encima del Levante, y no le dio ninguna opción. El gol de Merino bien vale el sueño de la Champions para los txuri-urdin, por juego, sensaciones y racha, son ya cinco jornadas seguidas sin perder (cuatro victorias y un empate).

Imanol Alguacil se vio obligado a hacer un cambio de última hora antes del comienzo del partido, teniendo que colocar a Aihen Muñoz en el lateral izquierdo en lugar de Nacho Monreal, lesionado. Un pequeño matiz en un equipo casi de gala para buscar hacer exigente el partido a un Levante que llegaba tocado por la eliminación copera del pasado jueves. Y a juzgar por la puesta en escena de ambos conjuntos, en la primera parte lo consiguió totalmente. Los granotas parecía que estaban catatónicos, como si no hubieran superado aún el mazazo de la Copa. Y la Real olió la sangre y salió como una apisonadora. Hasta 13 ocasiones claras tuvo en el primer acto, y solo un milagro evitó que no se fuera al descanso ganando por una diferencia mayor que ese exiguo 1-0.

Sin que se enterase la defensa del Levante de qué iba la fiesta, Merino tuvo tres opciones claras de marcar en el primer cuarto de hora. Y a la tercera fue la vencida, entrando a placer al área pequeña para rematar un buen servicio de Oyarzabal. Parece mentira que ningún zaguero levantinista fuera capaz de cortar ese balón. Un simple ejemplo de cómo estaba el Levante. Y la Real, a lo suyo. Oyarzabal pudo poner el 2-0 en el marcador, pero volvió a fallar una pena máxima. Parece haber perdido la confianza en esa suerte de lanzamiento. Lo tiró como en Manchester y de nuevo se le fue desviado. Isak le robó la cartera a Duarte, y solo la buena intervención de Cárdenas evitó el segundo gol realista. El portero del Levante también estuvo soberbio a un disparo del capitán realista, porque Oyarzabal nunca se borra, aunque falle un penalti. Y volvió a ser por la izquierda el que más peligro generó, sin encontrar un rematador en boca de gol. La Real estaba lanzada. Y el Levante perdido. El 1-0 parecía al descanso un resultado demasiado exiguo.

El desarrollo de la segunda parte no varió en nada a lo que se vio en el primer periodo. El Levante no reaccionó, dando la sensación de estar hundido moralmente, en una de las actuaciones más tristes desde que Paco López cogiera las riendas del equipo. Irreconocible, por los cambios y por las sensaciones que transmitía, parecía mentira que la Real no fuera ya goleando. Porque Isak, Silva, Oyarzabal y Januzaj siguieron a lo suyo. Pero el gol de la tranquilidad se resistía. Las llegadas de los realistas se acumulaban, pero entre los balones que sacaron los defensas del Levante en la línea de gol, entre Cardenas que estuvo inmenso y el larguero, la Real mantenía con vida al Levante. Pudo hacer el segundo Merino, en otra buena combinación que terminó con otro buen servicio de Oyarzabal desde la izquierda, pero el gol del navarro fue anulado porque el colegio entendió que Isak obstaculizaba a Cardenas.

Imanol reaccionaba metiendo chispa en ataque, y Portu para gran ocasión, pero su vaselina se marchaba demasiado desviada. La Real volvía a la carga, pero no encontraba el camino del gol de nuevo. Los realistas dominaban totalmente, pero la intranquilidad del resultado provocaba que el Levante tuviera alguna oportunidad en centros laterales en la recta final, como un balón que se marchaba al larguero. No hubiera sido justo, está claro, pero la Real no puede perdonar tanto, porque al final se acaba pagando. Esta vez no fue así, porque se encontró a un Levante totalmente desaparecido, que no se pareció en nada al que llevamos viendo toda la temporada.

Roberto Ramajo

Roberto Ramajo

Entro en el grupo en 2002 como redactor de prácticas. En 2005 se incorporó a la redacción en Gipuzkoa...

 
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