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Atalaya Intercultural da de comer a 60 personas cada día

La asociación de acogida de inmigrantes recibe la ayuda económica y en especie de la Fundación Alimerka

Comedor social de Atalaya Intercultural en la congregación de Las Esclavas / Radio Castilla

Burgos

El miedo a la pandemia ha modificado la dinámica del comedor social de Atalaya Intercultural, que atiende a 60 personas inmigrantes a diario, reduciendo el servicio presencial en favor de las comidas para llevar. Elvira Santamaría, responsable del comedor, cree que los más vulnerables tienen también más miedos.

El comedor de Atalaya Intercultural se beneficia a partir de este año de la aportación de 9.000 euros de la Fundación Alimerka, que cubre el 50% de sus necesidades de productos básicos y permite planificar dietas más equilibradas.

Voluntarias de Atalaya Intercultural preparan los menús en el comedor social / Radio Castilla

Además, la Fundación Alimerka dona al año en Burgos casi 13 toneladas de excedentes alimentarios de sus 3 supermercados de la ciudad y colabora en programas de inclusión social, como el de Atalaya. La Fundación Alimerka destina 170.000 euros al año a su programa de comedores sociales en Burgos y otras 5 ciudades.

Antonio Blanco Prieto, su director, explicó que el nuevo programa consiste en que las entidades beneficiarias tienen una cuenta de cliente en los supermercados del Grupo con un saldo mensual “lo que les permite disponer de libertad a la hora de adquirir los productos que necesitan y de esta manera no depender de las donaciones de excedentes que reciben tanto por parte de Alimerka como de otras entidades”

Las comidas van siendo de nuevo más presenciales, en las dependencias de la congregación de Las Esclavas, ya que forman parte del programa de integración social de las personas que atiende Atalaya Intercultural. Las cenas se preparan en bolsas para llevar. Algunos están de alquiler, otros en alguna de las 5 viviendas de acogida de la entidad o en su alojamiento de emergencia.

Julia Martínez, una de las voluntarias del comedor, destaca el agradecimiento que expresan los usuarios y considera una obligación social atender a estas personas que llegan en busca de un futuro mejor.

Atalaya Intercultural llegó a tener más de 80 voluntarios, que se han quedado en poco más de una veintena por el temor al COVID al ser personas mayores en situación de más riesgo.

 
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