Las granjas escuela, las grandes olvidadas de la Administración: "No podemos hacer un ERTE a los animales"
El cuidado de los animales, su alimentación, la atención veterinaria y el mantenimiento de sus instalaciones no entienden de crisis ni de pandemias. Sin ningún tipo de ayuda oficial, sus ahorros, su único colchón para subsistir, hace tiempo que comenzaron a evaporarse
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Francisco Ferrándiz y Carolina Alonso coordinadores de la Asociación de Granjas Escuela y Aulas de Naturaleza de la Comunidad Valenciana y Alicante, en Hoy por Hoy Alicante
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Alicante
La crisis económica provocada por la pandemia de COVID-19 ha dejado al descubierto la durísima situación a la que se enfrentan la gran mayoría de las 200 granjas escuela y aulas de naturaleza de todo el país.
Con las puertas cerradas a los centros educativos desde el 14 de marzo de 2020, sus ingresos se han hundido hasta límites insoportables. Tan solo algún campamento de verano ha logrado insuflar algo de aire a un sector relegado a tierra de nadie dentro de la Administración. Un oasis temporal incapaz de compensar siquiera una tercera parte de sus gastos.
Por su naturaleza, parar la actividad interna no es una opción: «No podemos hacer un ERTE a los animales», cuentan Francisco Ferrándiz y Carolina Alonso coordinadores de la Asociación de Granjas Escuela y Aulas de Naturaleza (AGEyAN) en la Comunidad Valenciana y en Alicante.
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Granja escuela / Getty Images
El cuidado de los animales, su alimentación, la atención veterinaria y el mantenimiento de sus instalaciones no entienden de crisis ni de pandemias y sus ahorros, su único colchón para subsistir, hace tiempo que comenzaron a evaporarse. «Nuestra situación después de más de un año cerrados es dramática».
Paradójicamente, las granjas escuela, un apoyo esencial de los centros educativos, fundamentalmente, en Infantil y Primaria, han quedado fuera de cualquier tipo de ayuda pública. «Por nuestra Clasificación Nacional de Actividades Económicas [CNAE 8560 - Actividades auxiliares a la educación], estamos totalmente abandonados por la Administración (…) No es justo que un sector como el nuestro no pueda ser salvado».
