Rabiche: pobreza, marginación y olvido

Zamora

El Grupo Municipal Socialista presentó en el último pleno del Ayuntamiento de Zamora una moción denunciando el estado de abandono de la parte alta del barrio de San Frontis y la zona de Rabiche. Moción que no llegó a debatirse, sobre un problema endémico de la ciudad que consideran de urgente necesidad abordar con actuaciones que ayuden a paliar ese olvido: a corto plazo una limpieza y desbroce de la zona y más adelante un compromiso para llevar a cabo mejoras en el saneamiento, urbanización y dotación de los mismos servicios que en cualquier otro barrio de la ciudad.

No es esa realidad sino una bien distinta la que encontramos al visitar Rabiche. Se ve desde la misma entrada a la barriada, justo antes de las viviendas de titularidad municipal construidas hace décadas que están pidiendo a gritos una rehabilitación; donde aún el camino esta hormigonado aunque en muy mal estado. Poco más adelante ya solo hay tierra compactada que cuando llueve se convierte en un barrizal y más allá una zona aún más deprimida en la que con los años se han ido levantando numerosas chabolas.

Un lugar en el que los vecinos viven en condiciones lamentables, con ningún servicio, falta de limpieza, con problemas en la iluminación, con un solo contenedor normalmente a rebosar, con basura y porquería que se acumula por todas partes; una zona insalubre y olvidada: “Nos tienen muy abandonados: no hay limpieza, todo está lleno de basura y de barro cuando llueve, hay culebras, ratones, cucarachas……de todo. No es normal”, dice Margarita, una vecina de Rabiche que reside en una vivienda municipal cuyo techo, según afirma, esta medio hundido: “En 40 años no se ha hecho ninguna reforma; yo he puesto el suelo y arreglado la puerta de la calle que estaba caída, pero con 700 euros al mes y con tres hijos no puedo hacer más”, añade, refiriéndose a otro de los problemas de la barriada, en el que incide el concejal socialista David Gago: “Son casas de titularidad municipal y el ayuntamiento debería rehabilitarlas y regularizar la situación porque a veces no se sabe quiénes las están ocupando”.

Hablamos de todo ello junto a lo que parece un regato invadido de maleza de casi un metro de alto que crece por todas partes y donde no es raro ver ratas y culebras que a veces se convierten en el entretenimiento de los niños. Dice Pedro, otro vecino de Rabiche, que tampoco están pidiendo tanto: “Que asfalten, que coloquen algún banco, unos arbolitos, un parque para los niños y unas bandas reductoras de velocidad para que no haya atropellos”, comenta, poniendo de relieve una realidad de marginación en la que viven un puñado de personas que no se sienten con los mismos derechos que cualquier otro zamorano: “Cumplimos con nuestras obligaciones como cualquier persona y tenemos nuestros derechos. Les pido que nos ayuden y no nos olviden porque nos sentimos como en un gueto”.

Es una palabra que sale a relucir varias veces a lo largo de la charla: una zona de aislamiento cuya ubicación física contribuye a ello: una pequeña vaguada con una calle de entrada y salida separada muy pocos metros de otras viviendas que nada tienen que ver con esa realidad. Un lugar en el que, incluso, las condiciones de vida no son las mismas para todos: Margarita o Pedro residen en una de esas viviendas de titularidad municipal a pocos metros de la parte más interior de Rabiche, repleta de chabolas sin los mínimos servicios.

Pobreza, insalubridad y olvido que sufren los vecinos de esa barriada desde hace décadas. Una situación que persiste en pleno siglo XXI y que hasta ahora nadie ha sido capaz de solucionar.