El dilema de volar a Canarias
"Un vuelo de ida y vuelta entre Berlín y Canarias causa el deshielo de unos cinco metros cuadrados del casquete polar"
Las Palmas de Gran Canaria
El avión es el transporte más contaminante. Emite 285 gramos de CO2 por kilómetro y pasajero. Frente a los 104 del coche; 72 de una moto o 14 del tren.
Si cada tonelada de CO2 derrite tres metros cuadrados de casquete polar, un vuelo de ida y vuelta entre Berlín y una isla canaria causa el deshielo de unos cinco metros cuadrados.
Son cifras que permitieron acuñar el concepto de vergüenza a volar.
De ahí los impuestos verdes a este medio de transporte, que plantea ahora el Gobierno de España. El problema es que lo ha hecho en plena crisis de movilidad.
Y para Canarias es un dilema. Necesita que se siga volando, cuanto más mejor, pero quiere ser un ejemplo de transición ecológica. Nuestro especial régimen económico y fiscal y el propio Gobierno garantizan que esta tasa no se va a aplicar a las Islas.
Habrá que compensar por otras vías el impacto del alto tráfico aéreo que previsiblemente volverá a circular por el cielo de Canarias.