4-0. A Extremadura con las pilas cargadas para hacer historia

Ibiza

La UD Ibiza ha vapuleado al Tarragona en el último test antes de afrontar  la primera eliminatoria de ascenso a Segunda División. A pesar de que ha jugado muchos minutos con la unida B y hasta con la C en la recta final, el equipo celeste ha sido muy superior a un Nàstic, que necesitaba sumar un punto en Can Misses para meterse en la pelea por subir de categoría, pero que ha jugado un encuentro lamentable. El conjunto tarraconense ha sido un grupo deslabazado, atenazado, con plomo en las piernas de sus jugadores más desequilibrantes, sin juego ofensivo y sin soluciones desde el banquillo para cambiar la dinámica del choque.

La UD se ha dado un 'chute' de moral, si es que le hacía falta, antes de conocer este lunes a su primer rival. Algeciras, Real Madrid Castilla, Zamora, que se ha metido tercero en el descuento de su partido, Amorebieta y Calahorra, estarán este lunes en el bombo en el sorteo que tendrá lugar en Mérida  como el primer obstáculo a superar. A los ibicencos les vale el empate para clasificarse para la segunda y última eliminatoria.

Da igual el rival  o la trascendencia del encuentro, el entrenador de la UD, Juan Carlos Carcedo, no cambia cromos en su defensa si están en plenitud física. Grima y Morillas en los laterales, Goldar y Rubén como pareja de centrales  son fijos en todas las alineaciones. Ya había avanzado Carcedo que no arriesgaría en ataque con Castel, apercibido de sanción, y fue Rodado la pareja de Davo. Y en la medular, donde está la principal incógnita del sustituto de Manu Molina, esta vez el pivote defensivo fue Pardo, que cuajó su mejor partido con la camiseta celeste. Imponiendo en todo momento su ley, brillante en el juego aéreo, ante un trivote catalán formado por Tienza, Fran Miranda y Fullana que fueron una rémora para su equipo.

El partido arrancó sin un dominador claro, pero con mejor inercia local  y en la primera acción de peligro real, Davo mostró que ahora ve la portería rival como una piscina. Esta vez la jugada nació de una gran maniobra defensiva de Goldar, primero en el corte y después sacando la pelota con una rápida contra, el delantero asturiano ganó la espalda a los centrales del Nàstic y encaró en solitario al portero Suàrez al que dribló y batió de un disparo raso. 

Con las noticias que llegaban de Alcoy, donde el Andorra se ponía por delante, se esperaba una reacción visitante,  pero la tónica del partido no cambió. Del trío atacante del Nàstic,  Brugué, Carbia, Oliva, no había noticias, ni una acción individual ni centros, ni remates. Nada. Todo el potencial del Tarragona se resumía en alguna falta lejana o un saque de esquina esperando que la estrategia le diera resultado.En la zona de creación mandaban los locales y el Ibiza seguía teniendo el control del encuentro.

Parecía que tras el descanso,podría haber variaciones en el once catalán, pero su técnico optó por mantenerlo todo igual. Nada más arrancar la segunda parte se lesionaba Cirio, la única nota negativa del partido, y entraba Javi Vázquez, un jugador que está avanzando posiciones en la rotación, que se está mostrando como un futbolista muy válido. Suya fue la jugada del segundo gol, con un internada por la banda izquierda con centro raso que golpeó de primera Davo, también con la zurda, para ajustar el balón al palo  y mandarlo a la red. Entonces sí, el Nàstic movió su banquillo, pero cambiando delanteros por delanteros. Los recambios no cambiaron nada, siguió la misma inoperancia, el futbol plano y al ralentí, mientras que el Ibiza con espacios fue letal en las contras.

Carcedo fue retirando piezas clave como Davo y Javi Pérez, pero los que entraban no desentonaban. Una cabalgada de Kike López, uno de los hombres de refresco, acababa con el pase de la muerte que solo tuvo que empujar Rodado y otra acción de Kike la culminó de volea Javi Vázquez para estrenarse como goleador. Fiesta final, con la afición ilusionada, esperando que el jolgorio siga en Extremadura y soñando con ver futbol profesional en Can Misses la próxima temporada. Quedan dos obstáculos, pero hay motivos para no perder la sonrisa.