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El agónico e imparable declive de la calle Mayor de Palencia

La columna vertebral de la capital palentina presenta decenas de locales vacíos

Calle Mayor de Palencia / Cadena ser

Palencia

No hace tanto, aunque ahora parezcan tiempos lejanos, la calle Mayor de Palencia se erigió como el motor comercial de la ciudad. Ahora su declive, su agonía, se traduce en el cierre de negocios, algunos de ellos vinculados a conocidas franquicias que apuestan por ahorrar en alquileres, en muchos casos elevados, para incidir en la venta online. Esta semana Radio Palencia de la Cadena SER avanzaba que el 31 de julio cierra Oysho, la tienda de ropa íntima de Inditex.

El cierre se produce cuando todavía tenemos reciente la clausura de Zara y Punto Roma. Fuera de la calle Mayor también fu noticia el cierre de Worten. Es un goteo constante, que parece imparable. La crisis generada por la pandemia de COVID-19 ha acelerado, como ha hecho con tantos otros procesos de la vida, una tendencia que esperábamos, aunque no de forma tan inmediata. Las franquicias se van, mientras que los propietarios de locales, al menos en la Calle Mayor, mantienen alquileres estratosféricos.

La calle Mayor de Palencia llegó a ser la principal arteria comercial de la ciudad. Esa tendencia ha cambiado. A la SER le consta que alguna franquicia que tenía previsto instalarse en nuestra ciudad dio marcha atrás tras el cierre de Zara. Y quienes no cierran, recortan. Es el caso de H&M que anuncia cuatro despidos en su comercio de la ciudad y precarización de las condiciones laborales. Las franquicias no hacen otra cosa que escapar de unos márgenes comerciales que consideran bajos, algo que no sucede con la venta a través de Internet.

El Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Palencia ha solicitado al equipo de Gobierno que se tomen medidas "urgentes para ofrecer una nueva orientación" a la calle Mayor que pueda suponer un impulso para el comercio palentino que "agoniza", tras conocer el cierre de otra de las tiendas pertenecientes al Grupo Inditex, que se convierte en una "nueva puntilla a la crónica de una muerte anunciada de la que no hace tanto tiempo era el centro comercial de la capital".

El cierre de Zara dejó cerrado un inmenso local difícil de volver a ocupar por su volumen y por el elevado precio del alquiler. Un grupo de comerciantes palentinos se planteaba ocuparlo ofreciendo a los ciudadanos un punto de venta de distintos productos. “Hay que buscar la manera de ocupar, al menos los grandes locales, aunque sea a través de la unión de varios comerciantes palentinos con el fin de lograr reconvertir la Calle Mayor en un gran Centro Comercial Abierto", ha abogado el Grupo Socialista que pide al alcalde y al equipo de Gobierno del consistorio que tome las riendas, que intente liderar con medidas concretas las acciones oportunas para frenar la sangría.

Cierto es que no estamos ante un problema exclusivo de Palencia. La calle Santa Clara de Zamora se queda sin franquicias. Mientras tanto, los propietarios de locales, algunos acumulan propiedades, siguen sin bajar los alquileres. Siguen apretando las tuercas en un modelo que se está mostrando insostenible. Son los usureros del siglo XXI. Aparte de las franquicias, el pequeño comercio, el tradicional, intenta sobrevivir azotado por la crisis. Lo hace con campañas e iniciativas constantes. A fin de cuentas, estamos viviendo una revolución, un cambio de tendencia y época, avivado por un pequeño bicho, el virus que alteró, y de qué forma, nuestras vidas.

 
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