La reforma de la ley de extranjería, el eterno reclamo para la integración de los migrantes

Palma

El Govern balear sigue clamando por una reforma de la Ley de Extranjería por parte del Ejecutivo nacional. Desde la Conselleria de Afers Socials han explicado en la SER que los que han sido Menores No Acompañados en el archipiélago cuentan con el permiso de residencia por parte del Gobierno, pero no con el de trabajo, algo que para la consellera, Fina Santiago, es “absurdo” e “incongruente”.

“Estas personas que salen del sistema de protección de menores lo hacen con un permiso de residencia pero no de trabajo. Es una contradicción. Así solo se crea una bolsa de dificultades de integración social que después lo tienen que asumir los servicios sociales”, ha destacado Santiago.

Los consells insulares son los que tienen la competencia de tutelar a los MENAs que llegan a las Islas, que se quedan en el centro de menores. Una vez cumplen la mayoría de edad, dejan de estar tutelados, pero sí cuentan con la supervisión del Govern. Entran automáticamente en el plan de emancipación, que les proporciona una renta mensual de unos 460 euros durante no más de 36 meses, un piso compartido y una asistencia general para cualquier trámite o cuestión personal. Estos apoyos caducan a los 25 años.

A cambio, el joven tendrá que cumplir con la opción de estudiar y formarse o con la de trabajar. Y ese es el problema, que conseguir un contrato de un año es muy complicado.

Youness es un chico de 19 años que llegó en 2018 a Mallorca desde su Argelia natal. Lo hizo en lancha, junto a 21 personas más, y ahora se encuentra integrado en la isla y ha estudiado el Grado Medio de Mantenimiento de Embarcaciones. De momento, el único empleo que ha encontrado ha sido sin contrato. “Es lo que hay… Hay que currar”.

Su objetivo no es otro que trabajar de forma digna y poder vivir y tener un futuro próspero. Por eso lamenta los comentarios de ciertos sectores de la sociedad o de la política que critican las ayudas que se les proporcionan a los migrantes que se encuentran en su situación.

“Si fuera al revés, vosotros vendríais a mi país. ¿Qué problema hay si venimos a trabajar? Eso es bueno para el país; si todos trabajamos, las empresas crecen. ¿Qué problema hay? No hay ninguno”, sostiene Youness.

El caso de Mohamed es diferente. Él no cuenta con la renta mensual porque llegó a Mallorca con la mayoría de edad cumplida, eso sí, ahora la vida le va un poco mejor y está viviendo en un piso de emancipación compartido. Lo peor, cuando cruzó a Melilla con apenas 17 años, ya ha pasado.

“Estuve ocho días durmiendo en la calle, comiendo de la basura y pasando frío. Fue muy duro, pero aguanté y esperé a que me dejaran entrar al centro de menores”, ha relatado.

Sin embargo, y al igual que Youness, Mohamed necesita urgentemente encontrar un empleo de al menos un año de duración. Estos chicos tienen claro que hay que seguir luchando y que si vuelven a sus países de origen tendrá que ser de forma momentánea para ver a sus familiares, a los que hace más de tres años que no visitan. Un regreso definitivo no se contempla.