Esther Martín: "Lo más duro fue despertarme en la UCI y no saber quién era, qué hacía allí"

RIBERA DEL DUERO

Alrededor de la pandemia ha habido -y sigue habiendo- muchas historias que han tocado nuestro corazón, y este miércoles hemos descubierto otra de ellas. Hace varias semanas, Evaristo Arzalluz contaba en nuestros micrófonos cómo un joven y su madre permanecían ingresados en el Santos Reyes y, además, cómo a ella le notificaban que le iban a trasladar a la UCI del Hospital Universitario de Burgos. Pues bien, su nombre es Esther Martín, tiene 59 años, y afortunadamente ya ha recibido el alta hace varios días. En cuarentena, y con una máquina de oxígeno aún a su lado, nos ha contado su experiencia.

"Lo he pasado muy mal, ha sido muy duro. Lo más duro fue despertarme en la UCI y no saber quién era, qué hacía allí. Pensaba que era una broma y no creía que realmente estaba ingresada. La enfermera me decía que todos los días hablaba con mi hija y mi marido pero no me lo creía. Ellos tienen tablets para hacer videollamadas y cuando yo vi la cara de mi hija y ella me lo contó me di cuenta de todo, pero yo no recordaba nada", explica.

Pero, ¿cómo comenzó la historia? "En un principio fue mi hijo, que tiene 22 años, el que dio positivo. Luego yo me di cuenta al ducharme que no olía la crema que me había echado y me asusté, porque hasta entonces estaba tranquila al habernos hecho prueba todos y dar negativo, y nos bajamos al hospital y ya me ingresan. Ellos notan que tengo algo más, pero yo no tenía sensación de nada, no pensaba que estaba tan mal, pero a los dos días me llevaron a Burgos", asevera.

"Mi hijo estuvo en casa y el médico del pueblo le mandó otra vez al hospital y ya queda ahí ingresado. No sé el tiempo que estuvo en el hospital, igual estuvo 10 días. Yo en la UCI estuve de 20 a 22 días. Se lleva muy mal. Luego ya lo asimilé y me di cuenta de que estaba ahí, el personal que hay es extraordinario, y eso que estaban agotados porque el personal no tiene vacaciones ni descanso pero te animan, te dan la mano, te preguntan de dónde eres, y ya es como una pequeña familia que todos los días te pregunta. Estás un poco más acompañado", relata valorando el apoyo de los sanitarios.

En una situación tan compleja, ¿tuvo la ia incertidumbre de no salir de esa situación? "Hubo momentos que creía que no iba a salir. De repente te cuentras atada con muchos cables y sondas, 24 horas mirando al techo, y hay momentos de flaqueza", reconoce Esther, que ha estado contagiada un mes. De hecho, al tener tanta carga vírica, aún sigue confinada. "Tengo una máquina de oxigeno. Cuando me dan el alta me dicen que tengo que estar 10 días aislada porque tengo mucha carga viral y piuedo contagiar aún a la gente. Es un poco como seguir en el hospital. A mí me extrañó, porque pensé que al salir iban a hacerme PCR. Yo estuve con dos compañeras que les dieron el alta antes y nos obligaron a hacer cuarentena pero no nos hicieron PCR", asegura.

Ahora, en unos días, Martín podrá volver a salir a la calle, aunque cree que "me costará porque tengo un poco de miedo de salir, he estado muy tranquila y relajada y ahora me da así un poco de cosa a tener que salir a la calle".

También reconoce que ha cambiado su forma de ver la vida. "Yo he sido una persona bastante conformista, con un café y un grupo de amigas o mis amigas de carnavales disfrutaba, pero con esto voy a disfrutar más de todo, de un día de senderismo, de las cosas pequeñitas que no disfrutamos, y el poder levantarte e ir al baño que yo no he podido ducharme ni hacer cosas normales que hacemos todos los días, se echa en falta", explica.

Pero, por último, también asevera que ha cambiado su visión de la pandemia, una vez vivida en primera persona. "Es muy dura; tenemos que tener mucho cuidado porque esto es largo, hay que cuidar a las enfermeras y médicos porque si esto dura más nos vamos a liquidar, y tenemos que tener mucho cuidado, hay que ser responsables para que no se llenen los hospitales", concluye.

La charla al completo con Esther puede reproducirse en el siguiente audio.